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Ingredientes:
– 1 ½ taza de harina para todo uso.
– 2 cucharadas de jengibre en polvo.
– ½ cucharadita de polvo para hornear.
– ¼ cucharadita de sal.
– ¼ cucharadita de canela.
– ¼ cucharadita de pimienta negra recien molida.
– ½ cucharadita de bicarbonato de sodio.
– ½ taza de miel.
– ½ taza de melaza sin sulfurar.
– ¾1 cucharadita de especias surtidas: anís estrellado, clavo y nuez moscada (según gustos).
– ¾ taza de leche.
– ¾ taza de azúcar morena.
– ¼ taza de azúcar granulada.
– 2 huevos grandes.
– ⅓, taza de aceite vegetal.
– 1 cucharadita de jengibre fresco rallado.
– Frutos secos (opcional).
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Receta:
En un bol grande tamizamos y mezclamos la harina y el jengibre en polvo, la sal, la canela, la mezcla de especias, la pimienta negra y el polvo para hornear.
Calentamos la leche en una cacerola mediana a fuego medio, revolviendo ocasionalmente hasta que ésta llegue a su punto de ebullición.
Retiramos del fuego, y agregamos el bicarbonato de sodio hasta lograr una mezcla espumante y efervescente.
Incorporamos también la azúcar morena y la azúcar granulada hasta que los ingredientes se disuelvan.
En un bol mediano batimos los huevos, incorporamos el aceite vegetal, la miel, la melaza y el jengibre rallado hasta que tenga una consistencia uniforme. Entonces vertemos poco a poco la preparación con leche que habíamos realizado anteriormente.
Cuando lo tenemos listo, lo vamos vertiendo poco a poco en el primer bol grande donde tenemos la otra mezcla de harina, jengibre en polvo, sal, canela, pimienta negra, la mezcla de especias y el polvo para hornear. Batimos y mezclamos bien todo junto.
Precalentamos el horno a fuego moderado, 150 °C.
Engrasamos y enharinamos un molde grande y vertemos la preparación en el mismo.
Espolvoreamos con un poco de azúcar.
Colocamos el molde en el horno y el delicioso bizcocho estará listo a los 35 o 40 minutos. Cuidado que no se seque, el interior debe ser jugoso o un poco húmedo, lo iremos pinchando con un tenedor o cuchillo para saber cuando está realmente en su punto.
Lo servimos decorado con azúcar, o con nata, o con frutos secos, o con miel, según gustos. Recomendamos servir cuando aún está caliente en lugar de esperar para permitir que se enfríe completamente. Cada bocado tiene un sabor perfecto y jugoso, él solo se derrite en la boca.
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