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Datos botánicos y propiedades:
Datos de la abeja melífera:
– Las abejas son insectos sociales que sobreviven en nuestro planeta desde hace más de 40 millones de años, según pesquisadores del asunto.
– La principal función de las abejas en el medio ambiente es la polinización de las flores, mejorando con esto la producción de semillas y frutos y también la perpetuación de las especies vegetales del planeta.
– Son las abejas del género Apis las que siempre estuvieron con el hombre, pues son las que más se prestan para los trabajos de ella esperados.
– Es uno de los insectos más laboriosos y disciplinados que conviven en un sistema extraordinario de organización.
– En cada colmena existen cerca de 60.000 obreras, 1 reina y centenas de zánganos.
La reina :
– La figura central de la colmena es siempre la reina. Es la única que puede reproducir, pues tiene los órganos de reproducción bien desarrollados por haber sido criada en una «realera» y alimentada con Jalea Real. Puede vivir hasta 5 años y es responsable también por mantener la unidad y la identidad del enjambre, exhalando para eso olores provenientes de glándulas específicas.
– En épocas de buena floración puede poner hasta 3.000 huevos diarios, dependiendo de la necesidad de mantener el equilibrio de la población de la colmena.
– El Zángano es el macho de la colmena. Es procreado por partenogénesis o sea, proviene de un huevo no fecundado; por lo tanto, no tiene padre, solamente abuelo. Su única función es la de fecundar reinas vírgenes en vuelo nupcial, y después que esto ocurre, él muere.
– En épocas de primavera y verano, los zánganos son bien recibidos en cualquier colmena. No trabajan, pues no poseen órganos para tal función. Tienen el privilegio de poseer un súper olfato, pudiendo captar a una reina en vuelo nupcial a un rayo de hasta 10 kilómetros.
– Puede vivir de 80 a 90 días, si existe alimento en la colmena, caso contrario será expulsado por las abejas obreras. El Profesor Dr. Zander descubrió que una abeja visita como mínimo 10 flores en un minuto. Ella necesita de 10 minutos para volver de una colecta. Visitó , por lo tanto, 100 flores. Ella hace, diariamente, 40 colectas. Visitó entonces, 4.000 flores. Una colmena de abejas, manda en promedio, 10.000 obreras para colecta por día, totalizando 40.000.000 flores visitadas diariamente. Una abeja necesitaría volar algo que equivaldría a la distancia de la Tierra a la Luna para colectar 1 kg de miel. Ella llevaría 12 años para este trabajo. Sin embargo ella trabaja solamente 20 a 25 días en la colecta de la miel.
Composición y propiedades de la miel:
– Azúcares naturales: Levulosa 40,5%. Dextrosa 34,0%. Sacarosa 1,9%Medicinal:
– De entre las bondades de la miel cabe resaltar la importancia de su actividad bactericida contra organismos enteropatógenos causantes de infecciones del tracto intestinal, comunes a todas las edades.Pulse en la imagen para ampliarla
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Datos históricos y de interés gastronómico
El néctar colectado por las abejas es un producto de origen vegetal denominado polen, es producido en flores de las más variadas especies vegetales, y es procesado por las abejas hasta transformarlo en miel.
La abeja colecta el polen de las flores, que se adhiere a los pelos de su cuerpo cuando entra en contacto con los estambres, cepillándose con los «peines tibiales» y aglutinando los granos en «pelotas» o gránulos, que son transportados en las pequeñas curvaturas de las patas posteriores.
Los transporta a la colmena, donde es depositado en los alveolos de los panales, siendo comprimido por la cabeza de las abejas obreras, para obtener una masa compacta. Esa masa sufre transformaciones, no sólo por el alto índice de humedad y de temperatura interna de la colmena, que gira en torno de 35ºC, mas también por la acción de secreciones salivales de las abejas, ricas en enzimas, y mezcladas con néctar. Al término de estas transformaciones esta masa es denominada «pan de las abejas».
Este «pan de las abejas» es por ellas utilizado como alimento proteico desde el período larval hasta el fin de su vida adulta.
En análisis químico, en cada 100g, el polen presenta en promedio los siguientes elementos:
– Aminoácidos libres: de 10,0 a 13,0%.
– Proteínas: de 15,0 a 30,0%..
– Lípidos: de 1,0 a 5,0%.
– Carbohidratos: de 20,0 a 40,0%.
– Azúcares red: de 24,0 a 26,0%.
– Azúcares no red: de 2,0 a 4,0%.
– Fibras: de 3,0 a 5,0%.
– pH: de 4,7 a 5,2%.
– Sales minerales: 2,5 a 3,5%.
Vitaminas:
Tiamina, Riboflavina, Nicotinamida, Ácido Pantoténico, Piridoxina, Meso-inositol, Biotina, Ácido Fólico, Cianocobalina, Ácido Ascórbico, Vitamina D, Tocoferol, Carotina.
Los Aminoácidos presentes son :
Ácido Aspártico, Ácido Glutámico, Alanina, Arginina, Cistina, Glicina, Histidina, Isoleucina, Leucina, Lisina, Metionina, Fenilalanina, Prolina, Serina, Treonina, Triptofano, Tirosina y Valina.
Sales minerales:
Calcio, Cloro, Magnesio, Fósforo, Silicio, Azufre, Hierro y Potasio.
Cada abeja que colecta, recibe o absorbe el néctar, hace funcionar las glándulas de su aparato digestivo, liberando al pasar por el esófago, un elemento denominado enzima.
La acción de esta enzima sobre la sacarosa (azúcar compuesto) la transforma y divide en azúcares comunes, resultando de esta inversión la dextrosa y la levulosa. Explicando mejor; el néctar sufre en el «buche» de la abeja la acción definitiva de dos enzimas: la invertase, que transforma la sacarosa en levulosa y la amilase que transforma el almidón en maltosa.
La miel siempre fue considerada uno de los alimentos y medicamentos más completos y nutritivos de que la humanidad tiene noción. Conocida desde la más remota antigüedad, se pierde en el tiempo el origen de su utilización para las más variadas finalidades por el ser humano. En España se recolectó desde la época prehistórica, y una representación de esta actividad puede verse en la cueva de Araña, en Bicorp (Valencia). Pero fueron los árabes los que más huella han dejado, desde Al-Andalus, en toda España con sus elaborados a base de miel.
«De la confluencia del pan y el aceite surgía el plato más sencillo y nutritivo de nuestra cocina, el paniaceite. Combina maravillosamente con manzanas agrias y, regado con miel o espolvoreado de azúcar, se convierte en exquisita golosina».
Recoge también Eslava Galán, como golosina andalusí.
En Córdoba, la ciudad del califato en la que nacían todos saberes y desde donde se irradiaban por todos los puntos cardinales hasta la lejana China, siguen todavía ofreciendo como plato nacional el cordero a la miel. Otro tanto sucede en la no menos culta y refinada Granada de los nazaríes donde todavía cocinan los zancarrones, paletilla de cordero deshuesa, rellena y guisada con miel. Y en Sevilla, a parecido plato le dan el nombre de «cordero al estilo andalusí».
Las gachas de Jaén –el Xaen de los musulmanes- se decoran con canela y miel de caudera (que el habla popular convirtió en miel de caldera). Estas gachas jiennenses, debidamente cristianizadas, se cocinan para la festividad de Todos los Santos. Son muy parecidas a las conocidas en Borobia como farinetas, y las cuales son dadas a degustar en las ferias de la miel que se celebran en la villa rayana soriana.
Siguiendo con la cocina andalusí y la miel, veamos esta receta de un manuscrito anónimo del siglo XIII sobre la Cocina Hispano-Magrebí, traducido por Ambrosio Huici Miranda. Se trata de arroz con miel, y dice textualmente: «Se toma arroz y se remoja con agua dulce que lo cubra un día y una noche, luego se lava y se pone al fuego en una olla o una marmita con agua; se cuece con agua o leche fresca y se le añade miel limpia, a la que se le ha quitado la espuma, cuatro libras o cinco y se cuece con suavidad a un fuego ligero; se riega, mientras se cuece, con leche fresca hasta que se ligue, se cuaje y se haga una masa; se vierte en una fuente y se remueve con una cuchara y se hace un hoyo, que se llena con mantequilla tierna derretida y se espolvorea con azúcar molida y canela y se sirve».
El zurracapote elaborado en la autóctona alimentación pastoril, a base de miel, es similar a los empleados en el mundo árabe, donde siempre se ha usado la hidromiel, ya sea sólo la mezcla de agua con miel limpia, o el agua de lavar los opérculos, todo ello fermentado o no, para elaborar con esa base bebidas y postres. El más característico de la provincia de Soria es el mostillo, como el de Magaña, donde se recolecta una miel exquisita.
El mosto popular se adobaba con la cocción lenta de miel, harina, almendra molida y peladuras de cítricos. Es el mostillo que desde siempre se ha elaborado en Soria. Porque si lo celtíbero es lo soriano por definición, la huella dejada por los árabes y judíos fue el toque oriental y exótico a la contundencia de lo autóctono.
La importancia de la miel y de las abejas melíferas en la cultura musulmana es un hecho innegable, de ahí la transcendencia y el auge que tuvieron en al-Andalus. Veamos lo que dice dicha cultura y el Corán al respecto:
Como sabemos, la fuente de alimento de las abejas es el néctar, el cual no se encuentra durante el invierno. Por esa razón combinan el néctar reunido en verano con secreciones especiales de su cuerpo y producen un nuevo nutriente –la miel– que acumulan para los meses de invierno.
Es de advertir que la cantidad de miel acumulada por las abejas es mucho más grande que su necesidad real. El primer interrogante que surge es: ¿por qué la abeja no renuncia a ese «exceso de producción» que se presenta como una pérdida de tiempo y energía? La respuesta está oculta en la «inspiración» que se le dio a la abeja, según el versículo 16:68-69 del sagrado Corán: Tu Señor ha inspirado a las abejas: «Estableced habitación en las montañas, en los árboles y en las construcciones humanas. Comed de todos los frutos y caminad dócilmente por los caminos de vuestro Señor» De su abdomen sale un líquido de diferentes clases, que contiene un remedio para los hombres. Ciertamente, hay en ello un signo para gente que reflexiona.
Este insecto no produce miel sólo para sí mismo, sino para todos los seres humanos. Las abejas, como muchos otros seres de la naturaleza, también sirven a los seres humanos, como las gallinas que ponen prácticamente un huevo por día, aunque no lo necesiten, o como la vaca que produce mucho más leche que la que necesita su cría.
La vida de las abejas en la colmena y la producción de miel, son cosas fascinantes. Sin entrar en demasiados detalles, describiremos los rasgos básicos de la «vida social» de las abejas, las cuales llevan a cabo numerosas «tareas» con una organización excelente.
La humedad, que permite que el enjambre produzca la miel de elevada calidad aséptica, debe ser mantenida dentro de ciertos límites. Si se ubica por debajo o por encima de esos límites, la miel se corrompe y pierde las cualidades nutritivas y asépticas. De la misma manera, la temperatura en la colmena tiene que ser de 35°C a lo largo de diez meses en el año. Para mantener la temperatura y la humedad de la colmena dentro de ciertos límites, un grupo especial de abejas tiene a cargo la «ventilación». en un día de calor se puede observar fácilmente a las abejas ventilando la colmena. La entrada se llena de abejas, las que se prenden de la estructura de madera y ventilan la colmena con las alas. En una colmena normal, el aire que entra por un lado es forzado a salir por otra parte. Las abejas que hacen la ventilación supletoria trabajan dentro de la colmena para hacer llegar el aire a todos los rincones.
Este sistema de ventilación también las protege del humo y de la polución del aire.
Los esfuerzos de las abejas por preservar la calidad de la miel no se limitan a la regulación del calor y la humedad. Dentro de la colmena existe un sistema sanitario permanentemente activo que controla todos los acontecimientos que puedan llevar a la producción de bacterias. El propósito principal de ese sistema es remover todas las sustancias que probablemente provoquen la producción de bacterias. El principio básico de este sistema sanitario es evitar que elementos extraños entren a la colmena, en función de lo cual siempre se mantienen dos guardianes en la entrada. Si a pesar de ello alguna sustancia extraña o algún insecto entra a la colmena, todas las abejas se movilizan para expulsarlo de su interior.
Para los objetos extraños muy grandes que no pueden ser sacados de allí usan otro sistema de protección: los «embalsaman». Las abejas producen una sustancia llamada «propóleos»(resina de abeja), con la cual llevan a cabo el proceso de «embalsamado». Esa resina de la abeja (producida por el añadido de propias secreciones especiales a otras resinas que recogen de árboles como el pino, la acacia y el álamo) es usada también para emparchar roturas en la colmena, pues se seca después de aplicada al entrar en contacto con el aire, dando lugar a una superficie dura. Así utilizan el propóleos frente a todo tipo de amenazas externas y en la mayoría de los trabajos.
Lo dicho hasta ahora nos lleva a plantearnos muchos interrogantes. El propóleos tiene la característica de no permitir a ninguna bacteria vivir allí, por lo que pasa a ser una sustancia especial para el embalsamado. ¿Cómo sabe la abeja que se trata de algo ideal para esa tarea? ¿Cómo las abejas producen una sustancia que el ser humano solamente puede producirla en condiciones de laboratorio y con el uso de tecnología y si posee ciertos conocimientos de química? ¿Cómo saben las abejas que un insecto muerto motiva la producción de bacterias y, para prevenirlo, lo embalsaman?
Es evidente que la abeja no conoce nada de eso ni tiene un laboratorio en el cuerpo. La abeja es solamente un insecto de uno a dos centímetros de longitud y realiza solamente eso que su Señor le ha inspirado.
Construyen colmenas en las que pueden vivir ochenta mil abejas trabajando juntas y moldeando porciones de cera. La colmena está constituida de panales de miel con paredes de cera, y sobre cada una de sus caras contiene cientos de pequeñas celdas, todas de la misma medida. Este milagro de ingeniería se logra con el trabajo colectivo de miles de abejas. Allí almacenan alimento y el sustento para las crías.
Las abejas han usado durante millones de años la estructura hexagonal para la construcción de los panales (se encontró una abeja fósil que vivió hace 100 millones de años). es sorprendente que hayan elegido una estructura hexagonal antes que una octogonal o pentagonal. Los matemáticos explican la razón de ello: «la estructura hexagonal es la forma geométrica más apropiada para el aprovechamiento máximo de una unidad de área». Si las celdas de los panales hubiesen sido construidas de otra forma, se habrían desperdiciado sectores de las áreas.
De todas las formas geométricas, la hexagonal tiene la circunferencia más pequeña. Es decir, la celda hexagonal, para un mismo volumen, requiere menos cantidad de cera que las celdas triangulares o cuadrangulares.
En conclusión, la construcción de la celda hexagonal requiere menos cantidad de cera, a la vez que guarda la máxima cantidad de miel (en igual unidad de área). Seguramente las abejas no pudieron haber calculado este resultado, al cual los seres humanos llegaron después de muchos cálculos geométricos. Estos pequeños animales usan la forma hexagonal de modo ingénito, precisamente porque son enseñados e «inspirados» por Su Señor.
El diseño hexagonal de las celdas es práctico en muchos sentidos. Se adecuan entre sí y cada una comparte las paredes de la otra, lo que, repetimos, asegura un almacenaje máximo con un mínimo de cera. Aunque las paredes de las celdas son más bien delgadas, resultan suficientemente fuertes para soportar la carga de varias veces su peso.
También vemos en las caras de las celdas que las abejas aplican el principio de máxima economía al construir los bordes inferiores. (Las celdillas están calculadas de modo que a cada una de ellas le quede el mayor espacio posible con la misma cantidad de material. Si se fija por un momento la atención, se verá que el triángulo equilátero, el cuadrado y el hexágono son las únicas formas regulares que pueden quedar unidas en el mismo plano sin dejar intersticios y que el área de los elementos es mayor en el hexágono que en cualquiera otra de las dos… Pero la determinación de la forma e inclinación que hay que dar a las particiones que cierran el fondo de las celdillas, y que por lo tanto pueden corresponder igualmente a los dos lados del panal es problema más complicado y, desde luego, más difícil de resolver. Eminentes matemáticos se han ocupado de este asunto. Reaumur propuso a Köning la solución del problema… le pedía la determinación de los ángulos de los rombos que cortarían al prisma hexagonal para formar con él la figura de la menor superficie posible… Pero fue el matemático Maraldí quien hizo la medición exacta… Está demostrado, por consiguiente, que la construcción de las celdillas es de forma tal, que no se concibe ningún otro procedimiento con el cual, con tan poco material y trabajo, se proporcione tanto espacio).
Las paredes son construidas como rebanadas con dos hileras colocadas espalda con espalda. El punto de unión de dos celdas es un tema a resolver. Al construir las superficies interiores combinando tres cuadrángulos equiláteros, resuelven ese problema. Cuando se construyen tres celdas sobre una de las caras del panal, la superficie inferior de una celda en la otra cara queda construida automáticamente. Como esa superficie inferior está constituida de plaquetas de cera cuadrangulares equiláteras, se observa una sima inclinada en la base de las celdas hechas por ese método. Esto significa un aumento en el volumen de las celdas y así en la cantidad de miel almacenada, con el mínimo de cera consumida.
Otro aspecto que las abejas consideran durante la construcción de los panales es la inclinación de las celdillas. Al darles una inclinación de 13° en ambas caras, evitan que sean paralelas al piso. De ese modo la miel no fluye o gotea por la abertura de la celdilla. («Le Sage ha demostrado que este célebre problema se reduce a encontrar el ángulo en que dos planos, con una inclinación dada (120°), puedan cortarse por un tercer plano, de forma que todos los ángulos que resultan de la sección sean iguales. Pero de esta estructura resulta una ventaja esencial, mayor que la de la economía de la cera, esto eso, que tiene mayor resistencia que si estuviera compuesta de planos en ángulos rectos el uno con el otro…». (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Madrid, 1993, Tomo I, p. 325) .
Al trabajar, las abejas obreras se cuelgan una de otra en círculos y se juntan en racimos. Así consiguen la temperatura necesaria para la producción de cera. Pequeños sacos en los abdómenes producen un líquido transparente que gotea y endurece la delgada capa de cera. Las abejas recogen ésta con los diminutos ganchos que tienen en las patas. Ponen la cera en la boca, la mastican y la procesan hasta que esté suficientemente blanda. Luego la moldean para dar lugar a las celdillas. En esto también trabajan muchas abejas juntas para asegurar la temperatura requerida para mantener la cera blanda y maleable en el lugar de trabajo.
Otro punto a tener en cuenta es que la construcción del panal comienza por la parte superior de la colmena –de arriba hacia abajo– y continúa en dos filas inclinadas respecto del suelo. Mientras una lonja de panal se expande en dos direcciones opuestas, en primer lugar se unen las bases de las filas. Este proceso se realiza con un orden y armonía sorprendentes. Por lo tanto, nunca es posible comprender que el panal consista en tres partes separadas. Las lonjas de panal, que se inician simultáneamente desde distintas direcciones, están perfectamente arregladas de modo que aunque existen cientos de ángulos distintos en la estructura, se las ve como una sección uniforme.
Para esa construcción las abejas necesitan calcular las distancias desde el punto de partida y los puntos de enlace o unión que están más adelante, y luego proyectar las dimensiones de las celdillas conforme a ello. ¿Cómo es que miles de abejas realizan cálculos tan delicados? esto ha impresionado siempre a los científicos.
Obviamente, resulta irracional suponer que las abejas lleven a cabo por propia iniciativa una tarea de organización pormenorizada y delicada, que a los propios seres humanos les cuesta realizar.
Entonces, ¿cómo lo lograron?. Un evolucionista explicaría que este acontecimiento ha sido logrado por «instinto». Sin embargo, ¿cuál es el «instinto» que puede dirigir a miles de abejas al mismo tiempo y hacerlas realizar una tarea colectiva?. Además, aunque cada abeja actúe por su propio «instinto», tendrían que coincidir en el mismo y actuar al unísono para llegar a alcanzar ese resultado sorprendente. Por lo tanto, deben ser dirigidas por un «instinto» proveniente de una fuente singular. Las abejas que comienzan a construir el panal desde distintos rincones y luego combinan sus tareas separadas sin dejar ningún resquicio y construyen todas las celdillas iguales, con una estructura hexagonal perfecta, ¡ciertamente deben recibir mensajes «instintivos» de esa misma fuente!.
Aquí usamos la palabra «instinto» solamente como un «nombre», como se dice en el Corán en 12:40 (…no son sino nombres que habéis puesto, vosotros y vuestros padres). No tiene ningún sentido insistir en «simples nombres» (…nombres a los que Dios no ha conferido ninguna autoridad) con el objeto de ocultar las verdades evidentes. La abejas son guiadas desde una fuente singular, lo cual les permite cumplir con éxito tareas que de otro modo no serían capaces de realizarlas. No es el «instinto», término que no define nada, el que guía a las abejas, sino la «inspiración» mencionada en el capítulo 16 del Corán, titulado Las Abejas. Lo que hacen esos animalitos es implementar el programa que Dios ha establecido para ellos en particular.
Normalmente las abejas tienen que volar largas distancias y examinar extensas áreas para encontrar alimento. Se mueven hasta 800 metros de la colmena para acopiar el polen de las flores y los ingredientes de la miel. La abeja que encuentra flores vuelve a la colmena para informar a las otras de la existencia de ese lugar. Pero, ¿cómo describirá a sus compañeras la ubicación de las flores?.
¡Por medio de un baile o danza! La abeja que vuelve a la colmena empieza una danza, la cual es un medio de expresión para comunicar a las otras dónde se encuentran las flores. Esa danza, repetida muchas veces, incluye toda la información que posibilita acceder allí: trata acerca de la dirección, la distancia y otros detalles sobre la fuente de alimentos.
Esa danza es la representación del número «8» repetido constantemente. La abeja forma la mitad del «8» por medio de sacudir la cola y realizar zigzags. El ángulo entre los zigzags y la línea entre el sol y la colmena, señala la dirección exacta de la fuente de alimento. Pero además las abejas deben conocer la distancia que tienen que viajar para recoger los ingredientes de la miel. Y esto lo «informa» la abeja en cuestión por medio de ciertos movimientos del cuerpo: mueve la parte inferior del cuerpo y crea corrientes de aire. Por ejemplo, para informar de una distancia de 250 metros, mueve esa parte del cuerpo cinco veces en medio minuto. Así queda exacta y detalladamente determinada la fuente de provisión, en lo que hace a distancia y dirección.
Pero hay otro problema que resolver. La abeja puede señalar la zona con flores solamente según la posición del sol. Pero éste se mueve un grado cada cuatro minutos. Eventualmente, por lo tanto, la abeja cometería un error de un grado cada cuatro minutos al informar la dirección a sus compañeras.
Sorprendentemente, ¡la abeja no tiene ese problema!. El ojo de la abeja está formado de cientos de pequeños lentes hexagonales. Cada uno de ellos se enfoca en un área muy estrecha, como el telescopio. Y al mirar hacia el sol en cierto momento del día, siempre puede establecer la ubicación (mientras vuela) . se considera que hace ese cálculo valiéndose del cambio en la luz emitida por el sol de acuerdo al momento del día. En consecuencia, las abejas determinan la dirección en la que se ubica el objetivo sin equivocarse, al realizar las correcciones necesarias a la información que recibieron en la colmena, mientras el sol avanza.
Cuando una flor ha sido visitada, la abeja puede saber que otra abeja ha consumido el néctar, por lo que se retira inmediatamente, con lo que ahorra tiempo y energía. Ahora bien, ¿cómo sabe la abeja, sin examinar la flor, que el néctar ya ha sido succionado?.
Se entera de ello porque la abeja que estuvo antes la marcó con una gota de un olor especial. Cuando otra abeja detecta ese olor, no pierde el tiempo y se dirige a otra flor.
¿Sabe usted que la miel es una importante fuente de alimento, la cual Dios nos ofrece por medio de un pequeño insecto? EL MILAGRO DE LA MIEL:
La miel está compuesta de azúcares, como glucosa y fructosa, y de minerales, como magnesio, potasio, calcio, cloro azufre, hierro y fosfato. Contiene vitamina B1, B2, C, B5 y B3. Todas las mieles son distintas según la calidad del néctar y el polen. Además, también contiene en pequeñas cantidades cobre, yodo y zinc. También están presentes varios tipos de hormonas.
Como dice Dios en el Corán, la miel «es remedio para los seres humanos». Este hecho fue confirmado por los científicos reunidos durante la Conferencia Mundial de Apicultura realizada en China entre el 20 y 26 de septiembre de 1993. Allí se discutieron los tratamientos con derivados de la miel. En particular, los científicos norteamericanos dijeron que la miel, la jalea real, el polen y el propóleos (resina de abeja) curan muchas enfermedades. Un doctor rumano dijo que usó la miel de abeja en el tratamiento de muchas enfermedades ginecológicas, en las hemorroides, en problemas cutáneos y en otra cantidad de irregularidades.
Actualmente la apicultura y los productos de las abejas han abierto nuevas ramas de investigación en países que realizan estudios avanzados. Vamos a describir otros beneficios de la miel.
Facilita la digestión. Como las moléculas del azúcar de la miel se pueden convertir en otros azúcares (por ejemplo, fructosa y glucosa), la miel es fácilmente digerida hasta por los estómagos más sensibles, a pesar de su alto contenido de ácido. Ayuda a funcionar mejor a los riñones e intestinos.
Posee un bajo nivel calórico. Otra cualidad de la miel es que, comparada con la misma cantidad de azúcar (de remolacha o caña), da al cuerpo 40 % menos de calorías. Aunque brinda mucha energía a la persona, no la hace aumentar de peso.
Se difunde rápidamente a través de la sangre. Acompañada de agua templada, la miel se difunde en la corriente sanguínea en siete minutos. Sus moléculas de azúcar libres hacen que el cerebro funcione mejor, puesto que es un gran consumidor de azúcar.
Ayuda a la producción de sangre. La miel provee una parte importante de la energía que necesita el cuerpo para producir sangre. Además, ayuda a depurarla. Tiene algunos efectos positivos en la regulación y facilitación de la circulación sanguínea. También funciona como protectora frente a los problemas capilares y a la arteriosclerosis.
No es propicia para las bacterias. La propiedad bactericida de la miel se llama «efecto inhibidor». Experimentos realizados enseñan que esa propiedad aumenta al doble cuando se la diluye con agua. Es muy interesante tener en cuenta que las abejas recién nacidas en las colonias son alimentadas con miel diluida por las abejas responsables de su supervisión, como si conocieran esta característica de la miel.
La jalea real es una sustancia producida por las abejas obreras dentro de las colonias. Las sustancias nutrientes de la jalea son el azúcar, las proteínas, las grasas y muchas vitaminas. Se la usa en problemas causados por deficiencias en los tejidos o en la debilidad corporal.
Es obvio que la producción de miel, en una cantidad mucho mayor a la requerida por las abejas, es algo que opera en beneficio del ser humano. Y también es obvio que las abejas no pueden cumplimentar una tarea tan increíble –la producción de miel y derivados– por su propia «iniciativa».
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