Legado andalusí. Personas hispanomusulmanas intelectuales e ilustres de al-Andalus
Ziryâb (زرياب), Abü-l-Hasan 'Alî Ibn Nâfi’
Pulse en la imagen para ampliarla.
La civilización no solo se construye con la ciencia y el pensamiento, sino también con el arte y el estilo de vida. Un hombre de la civilización islámica trajo estilo a Europa. Su nombre era Abü-l-Hasan ‘Alî Ibn Nâfi’, más conocido como Ziryâb زرياب (Mirlo Negro). Él fue el promotor de un nuevo arte de vivir.
Apasionante y polifacético personaje de al-Andalus que brilló en la corte andalusí de Qurtuba (la actual Córdoba) durante la dinastía de ‘Abd al-Rahman II (Abderramán II) a comienzos del siglo IX. Talento, cultura y energía creativa que trascendió del campo del arte al campo social. Referencia de estilo y célebre por sus dotes musicales, de él dicen las fuentes que fue:
– Poeta.
– Astrónomo.
– Geógrafo.
– Sirvió como una especie de “ministro de cultura” de al-Andalus.
– Orador y conversador deslumbrante.
– Gran maestro de la etiqueta y referencia de estilo: Su influencia en la higiene, el cuidado personal y la moda a perdurado hasta nuestros días.
– Músico prodigioso, luthier, y gran cantor.
– Reputado gastrónomo y gourmet.
Según Ibn Hayyan, Ziryâb simboliza todo lo que llega a al-Andalus desde el Oriente abasí, desde los perfumes hasta los hábitos de alimentación y de higiene, introduciendo también nuevas costumbres de vestimentas, adecuadas a las estaciones del año.
Al-Maqqari, en el Naft al-tib (Aroma delicioso), su célebre compilación histórico-literaria sobre la España musulmana, dijo de Ziryâb:
«Jamás hubo, ni antes ni después de él,
hombre de su profesión tan unánimemente
amado y adulado. Incluso en los últimos días
del reino de Granada que cayó en 1492, los
poetas seguían viendo en su gloria un tema
de inspiración».
Biografía:
Se llamaba Abü-l-Hasan ‘Alî Ibn Nâfi’’, pero lo llamaban Ziryâb, una especie de mirlo negro, pues tenía la piel oscura, la voz melodiosa, la palabra fácil y era de costumbres refinadas y agradables con un temperamento afable.
En el año 822 se estableció en Qurtuba capital del emirato omeya de al-Andalus. Según la Enciclopedia del Islam (*01.-), nació sobre el año 790 en una familia de mawla (*02.-) , del califa abasí Al-Mahdi, cuando Bagdad se había convertido en uno de los principales centros de la civilización mundial. Recibió una sólida formación literaria y científica, especialmente en geografía y en astronomía. Durante su formación musical se convirtió en el discípulo favorito del ilustre Ishaq al-Mawsilî, el músico y cantante más prestigioso de la corte abasí y el maestro indiscutible de la escuela de los «udistas». Salió de Bagdad tras la muerte del califa al-Amín en 813, al comienzo del reinado de al-Mamún (*03.-), y a los 33 marchó a al-Andalus requerido por el emir al-Hakam I, pero a su llegada lo esperaba una desagradable sorpresa: al-Hakam había muerto.
Su hijo y sucesor, el emir ‘Abd al-Rahman o Abderramán II (822-852) que era tan melómano como su padre, tenía un carácter científico propio y acariciaba la idea de rivalizar en prodigalidad y en refinamiento con los grandes califas de Bagdad, mantuvo el contrato realizado por su padre al joven músico y lo agasajó con importantes regalos. Ziryâb fue llevado a Qurtuba como si se tratara de un monarca y permaneció en la corte tres días antes de conocer al emir, para que pudiera descansar. Lo incluyó en su corte como poeta, músico, cocinero, inventor y consejero general.
Brilló sobremanera desde su llegada, muy pronto pasó a ser el árbitro absoluto de la moda, del buen gusto y la urbanidad, la figura de Ziryâb fue realmente como un soplo de aire fresco que entró a la corte del recién estrenado emir. Referencia de estilo y célebre por sus dotes musicales, ejerció gran influencia cortesana, social y cultural que modificó la moda, el cuidado personal y la higiene, los gustos musicales, la poesía, la alimentación… y convirtió en distracción obligada en reuniones de la alta sociedad el juego del ajedrez (al-šatrãn).
‘Abd al-Rahman II lo prefirió por encima de algunos miembros de su familia y de muchos personajes políticos e hizo de él su más íntimo cortesano (*04.-), gozaba también de la más alta confianza de este emir, tal vez más que sus mismos familiares o de sus visires. Ziryâb estableció la práctica de la etiqueta, rasgo relevante en el ceremonial de corte y estrechamente vinculado a la burocracia, pompa y administración de la corte, principalmente en lo que importa a la producción textual administrativa.
Pasó a ser el reputado gastrónomo y gourmet que aportó un gran refinamiento a la cocina andalusí distinguiéndose por su elegante esmero en el arte culinario, hasta el punto de convertirse en consejero del Califa en la materia. Su saber hacer marcó para siempre las costumbres y la gastronomía de toda la amplia zona que abarca el norte de África y el sur de Europa. También fue poeta, astrónomo, geógrafo… El cantante bagdadí es el verdadero protagonista de la orientalización de al-Andalus, como comprueba el pasaje sobre Ziryâb del Muqtabis II-1 de Ibn Hayyan.
Fueron muchas las empresas de gran magnitud que acomete, de las que cabe destacar la fundación en Qurtuba del primer conservatorio del mundo, y de numerosas escuelas de música y canto repartidas por la geografía andalusí. Además de utilizar sus grandes dotes como pedagogo, enriqueció los esquemas rítmicos de la recitación y el canto e innovó en el acompañamiento instrumental del mismo, abriendo el abanico de los modelos melódicos y sus combinaciones. Su hija Alia fue la continuadora de su padre en las tareas didácticas.
La música que comenzó a componerse en Al-Andalus acabó influyendo en el estilo de la música que se hacía en los reinos peninsulares más septentrionales, como muestran las melodías de las Cantigas de Alfonso X. Ziryâb hizo que la música pareciera mágica mientras cantaba en la corte del califa en Qurtuba. Una atmósfera de deleite y poesía lo rodeaba mientras creaba sus composiciones durante la noche con la ayuda de dos asistentes que tocaban el laúd. En los banquetes, entretanto los comensales se deleitan con nuevos sabores, los olores del propio festín, de las especias, de los perfumes, esencias e inciensos se dispersan por la sala, el propio Ziryâb deleitará el oído de los presentes con su laúd. El artista hizo llamar a poetas de Bagdad para que le acompañaran mientras tañe el laúd. Se trata de un encuentro entre música y poesía sin precedentes y germen de mucha de la música española tradicional.
Por influencia suya los andalusíes modificaron sus hábitos domésticos, su mobiliario y su gastronomía, así como su manera de vestir. Por ejemplo, los cordobeses, que llevaban los cabellos largos y separados con una raya, comenzaron a peinarlos en corona alrededor de la cabeza, como Ziryâb. Aprendieron a vestirse de acuerdo con la estación: tejidos livianos de colores vivos en primavera, ropajes amplios y claros en verano, abrigos y tocas de piel en invierno… Las jovencitas llevaban vestidos de color azafrán y bufandas con versículos bordados. Según el cronista al-Maqqarĩ, confeccionó diferentes modelos de alfombras y cobertores suaves y flexibles en vez de lonas de lino. Creó diversos motivos de tapices y manteles de cuero de fácil limpieza para proteger las mesas de madera.
Falleció en Qurtuba el año 857, dejando una ciudad moderna y elegante. Su muerte fue llorada por todo el pueblo, por los nobles y los intelectuales, siendo acompañado hasta su última morada incluso por el emir Mohamed I y su haŷĩb. Dejó ocho hijos y dos hijas, y al menos cinco de sus hijos se convirtieron en músicos de gran renombre. Incluso después de la muerte de Ziryâb, su nombre siguió siendo importante en la corte. Sus hijas se casaron con destacados políticos de al-Andalus, ‘Ulayya, por ejemplo, contrajo matrimonio con el haŷĩb Hašĩm ibn ‘Abd al-‘Azĩz, el hombre más poderoso de al-Ándalus durante el reinado de Mohamed I, hijo de Abd al-Rahmãn II. Durante siglos lo recordaran como uno de los más grandes músicos y adalides del buen gusto
Ziryâb el reputado gastrónomo y gourmet:
La gastronomía fue una de las grandes aportaciones de Ziryâb que se centró en añadir una cocina nueva y deliciosa. Comenzó por enseñar a los andalusíes las recetas más complicadas de la cocina de bagdadí, él venía de la corte del califa donde había vivido el lujo y el exotismo oriental. Introdujo nuevos ingredientes y usos, como nuevas frutas y verduras incluidos los espárragos (al-isfiraj), que trajo de Bagdad, y el uso de los frutos secos como un ingrediente más; el agua de rosas, la flor de azahar o las violetas en la repostería; el consumo de rabos de pasa para mejorar la memoria … y fusionando los productos típicos de Oriente y de Al-Andalus elaboraba delicias desconocidas hasta entonces en al-Ándalus, como las ensaladas de alcauciles (alcachoas), o la “naqayã“, un pastel de pasta de almendras y pistachos con azúcar y agua de cilantro.
Fue el creador de una nueva cocina. Además de las innovaciones antes mencionadas, también inventó sus propios platos, algunos de los cuales todavía se comen en partes de España, de Europa y del Magreb, Al-Maqqarĩ menciona con detalle su famosa “zalãbiya“, una especie de buñuelos de miel que todavía se degustan en algunos países del Magreb. Se le atribuyen los dulces elaborados a base de frutos secos, especias y miel; así como las albóndigas, los sorbetes y un pisto andalusí, que en vez de tomates y pimientos (ingredientes que aún no había en el país por no haber llegado a América) llevaba membrillo.
El ziriabí, una exquisitez de asado elaborado a partir de productos autóctonos andalusíes cuya base principal son habas secas en salazón o judías blancas, aunque él aconsejaba elaborarlo preferentemente con habas tiernas, cuando por temporada se podían conseguir.
O el “zirbãya” su plato más popular y cuyo nombre es una deformación de ziryaba (en referencia a Ziryâb), elaborado con queso fresco o leche, cordero o ternera, con una base de almendras, azúcar y vinagre. Este plato superó las fronteras de Al-Andalus para triunfar en el resto de Europa, donde se cambió la ternera o cordero por pollo y según algunas fuentes también fue el origen del menjar blanc en Cataluña, el blanc-manger en Francia, el biancomangiare en Italia…
En el manuscrito anónimo del siglo XIII LA COCINA HISPANO-MAGREBÍ durante la época almohade, traducido por el renombrado arabista Ambrosio Hici Miranda, encontramos recetas de, o relacionadas, con la cocina de Ziryâb, por ejemplo, la Zïrbäŷa a la que le atribuye importantes propiedades curativas y nutricionales; Y, Hechura de verdura a lo Ẓiryäb (Ambas están disponibles en el margen derecho de la página pulsando sobre la imagen).
Dispuso el orden de las comidas que aún hoy se mantiene: los menús diarios de tres platos que consistía en sopa, un plato principal y un postre. La costumbre de varios platos se extendió rápidamente por la Península Ibérica y luego por el resto de Europa y todavía se usa ampliamente en la actualidad. En los los banquetes las comidas se servían en bandejas sobre mesas desnudas según la tradición romana, Ziryâb cambió todo esto estableciendo la organización de los manjares y el servicio de mesa convirtiéndolos en una gran ocasión con mesas elegantes, platos adicionales y copas finas, costumbres propias de una corte más elevada y refinada. Introdujo el orden a la hora de servir los diferentes platos: fijó la prioridad de sopas y de caldos, continuar con los entremeses y los primeros platos de pescados, carnes y una larga lista de aves de corral sabrosamente condimentadas, acabar con platos dulces, pasteles de nueces, almendras y miel, o dulces de frutas aromatizados con vainilla y rellenos de pistachos y avellanas. Para beber aconsejó el uso de cristal fino, y demostró que con el aspecto de la mesa combinaban mejor copas de buen cristal que cubiletes metálicos y la presentación de los arreglos florales en jarrones de oro y plata. Sustituyó los manteles de basto lino por mantelerías de cuero fino.
Ziryâb el músico prodigioso, luthier, y gran cantor:
Como luthier, se conoce la actividad de Ziryâb, según Ibn Hayyan, todavía en la corte abasí, por haber inventado un nuevo tipo de laúd, más ligero, que sublimaba la música, haciéndola única. Es el propio Ziryâb quien explicó al califa que el suyo, aunque fabricado con las mismas dimensiones que un laúd ordinario, era «casi tres veces más liviano; sus dos primeras cuerdas son de seda entorchada en agua fría, tensas, flexibles sin ser flojas, y más resistentes que las cuerdas que se emplean generalmente, cuya seda se entorcha después de remojarla en agua muy caliente. En cuanto a la tercera y cuarta cuerdas, están hechas con tripas de cachorro de león, lo que las hace más melodiosas y les da una sonoridad clara y densa. Son más duraderas y resisten mejor a los cambios de temperatura que las cuerdas confeccionadas con los intestinos de otros animales.»
“El laúd tradicional constaba de cuatro cuerdas que, según el simbolismo de los teóricos, correspondían a los cuatro humores del cuerpo humano: la prima era amarilla y simbolizaba la bilis; la segunda, roja, simbolizaba la sangre; la tercera, blanca sin teñir, simbolizaba la flema, mientras que el bordón, teñido de negro, era el símbolo de la melancolía. La quinta cuerda añadida por Ziryâb simboliza el alma. Estaba teñida también de rojo y colocada en el centro, entre la segunda y la tercera, aumentando las posibilidades expresivas del instrumento”. (Historia de la Música de Andalucía. Martín Moreno, pág. 42).
Julián Ribera y Tarragó (*05.-) narra también que dicho músico inventó el plectro de pluma de águila -costumbre que persiste en la actualidad-, en lugar del acostumbrado de madera.
Músico incomparable, apreciado y admirado por todos. Con Ziryâb entraron en al-Ándalus las melodías orientales de origen grecopersa que serían la base de buena parte de las músicas tradicionales posteriores. Es el creador de la nawba o nūbah andalusí, una suite clásica con influencias cristianas, sefarditas e imazighen, entremezcladas con una base clásica oriental. Fundador de las tradiciones musicales andalusíes, fue un continuador de los grandes clásicos, pero también un creador original que supo conciliar gracias a su talento el arte de un Ishaq y la ciencia de un al-Kindi (796- 874).
Según el historiador Martín Moreno, “Ziryâb fue el primer compositor de los cantos árabes conocidos con el nombre de moaxajas. También son de él las primeras normas que introdujo para la sucesión de cantos. Estos se conocen en Turquía en la actualidad como faacel, osval en el mundo oriental, y el nombre que se le da en África, la nuba” (*06.-).
Tal fue su dominio de este arte que incluso fundó del primer Conservatorio de Europa y del mundo Islámico, además de la creación primero en Córdoba y después en otras ciudades de al-Andalus, de las primeras escuelas-conservatorio en las que se impartía la enseñanza musical y eran famosas las sitärat al-ginä’ ( (orquestas de canto) formadas por afamadas cantantes (muganniyät) cordobesas. Instruía a estudiantes femeninos y masculinos que llegaron a ser muy populares entre la aristocracia. En su conservatorio y por intermedio de sus alumnos, introdujo reformas que marcaron profundamente el arte de su época. Ayudó a enseñar armonía y composición, y su escuela de música se desarrolló aún más durante los siguientes siglos.
La música legada por Ziryâb a al-Andalus marcó profundamente la producción musical de la Europa medieval, más aún que la literatura y la filosofía, su música contribuyó a la prodigiosa expansión de la civilización andalusí. Con el tiempo, estas creaciones estróficas, llevadas a los reinos cristianos peninsulares por juglares y juglaresas mudéjares y moriscos, alcanzarían el ámbito de los trovadores provenzales e influirían en la música de toda Europa. Varios instrumentos musicales árabes y andalusíes se incorporaron a la música europea —incluso conservando sus nombres originales, como el ũd, el rabãb, etc.—, donde su uso se prolongó durante siglos.
Los diversos ritmos y melodías surgidos de la escuela andalusí forjada por Ziryâb, como las zambras, pasarían a América con los moriscos y se transformarían en danzas como la zamba, el gato, el escondido, el pericón, la milonga y la chacarera en la Argentina y el Uruguay, la cueca y la tonada de Chile, las llaneras de Colombia y Venezuela, el jarabe de México o la guajira y el danzón de Cuba (cfr. Tony Evora: Orígenes de la música cubana, Alianza, Madrid, 1997, pág. 38). El mismo tango tiene origen flamenco.
Según el eminente andalucista Blas Infante (1885-1936) la palabra flamenco proviene del árabe fellahmenghu: «campesino errante». La mayoría de los flamencólogos, incluso un intérprete y compositor de la talla de Paco de Lucía (nacido Francisco Sánchez Gómez, en 1947, en el puerto de Algeciras), y un cantaor de los quilates de Camarón de la Isla (nacido José Monge Cruz, 1950-1992), afirman el origen andalusí-morisco de su especialidad (cfr. Félix Grande Lara: Memoria del flamenco, 2 vols., Espasa Calpe, Madrid, 1987).
Era un gran cantor que sabía de memoria más de diez mil canciones (aghani), la mayoría compuestas por él, con sus melodías (alhan), y sabía hablar de ellas con gran sentido didáctico.
Es también autor de un método racional y progresivo para la enseñanza del canto. Fue un innovador en esta especialidad. Su método lo dividía en tres partes o tiempos: «Primero la enseñanza del ritmo puro, haciendo que el discípulo recitase la letra acompañado por un instrumento de percusión, un tambor o un pandero que señalara el compás; segundo, la enseñanza de la melodía en toda su sencillez, sin añadidos de ninguna clase; y tercero, los trémulos, gorjeos, etc., con que se solía adornar el canto, dándole expresión, movimiento y gracia, en lo cual se echaba de ver la habilidad del artista». Este método se hizo muy popular en la Península Ibérica, postergando a los anteriores a él.
Ziryâb el gran maestro de la etiqueta y referencia de estilo:
Las normas de etiqueta, que incluyen la buena conversación, como se menciona en el Muqtabis II, (*07.-) fueron tomadas para el ceremonial de la corte cordobesa, tal como fueron dictadas por Ziryâb. Dentro de estas prácticas de etiqueta encontramos las innovaciones en el campo de los productos químicos, la moda del corte de cabello, ropa adecuada y alimentación, asociando estos hábitos a un ceremonial de corte estudiado y aún más complejo, que se registra como normas.
En indumentaria fue considerado el árbitro de la elegancia de la sociedad Omeya. Ziryâb comenzó la moda de llevar un tipo determinado de ropa según el clima y la estación del año, así como sugirió diferentes vestimentas para las mañanas, tardes y noches. Henri Terrasse, historiador francés del norte africano, comentó que algunas ropas halladas en Marruecos siguen la etiqueta de Ziryâb, según el estilo estival e invernal. Impulsó el uso de colores claros en verano y cambiar por tanto el color del luto del blanco al negro. Los diferentes estilos de ropa, más allá de distinguirse de acuerdo con la estación del año, deberían adecuarse igualmente a las normas y distintas ceremonias de la corte, diferenciando los miembros y funcionarios de la corte, así como su clase.
Y sobre la higiene y el cuidado personal, entre otras cosas, ordenó la construcción de un baño público que ostenta su nombre. Inventó una especie de desodorante (al-martak) para reemplazar los polvos de rosa, albahaca o mirto que se empleaban por entonces y que dejaban en los vestidos manchas rebeldes (manchas que, por otra parte, él era capaz de hacer desaparecer). Popularizó el uso de perfumes, desodorantes, ungüentos y bálsamos… y su uso era preceptivo en los tratamientos de belleza que se aplicaban en los baños, o hammam. y estableció que las personas se bañarsen dos veces al día promoviendo los baños matutinos y vespertinos con el objetivo de enfatizar el cuidado de la higiene personal; un nivel inaudito de limpieza que sin duda redujo las enfermedades. Desarrolló una especie de pasta de dientes que se popularizó en todo el Emirato de Córdoba. Sus ingredientes se desconocen, aunque algunas referencias lo describen como «funcional y de agradable sabor» (*08.-). Enseñó a la corte cordobesa a usar la pasta de dientes, a cortarse el pelo, descubriendo la frente y dejarse barba recortada, sin cubrir sus pómulos.
Abrió un “instituto de belleza”, donde las mujeres podían peinarse, depilarse, ungir su cabello de aceites perfumados, maquillarse,… Incluso creó una escuela de cosmetología. Las mujeres disponían de una serie de cepillos fabricados con hueso o marfil que utilizaban para alisar sus cabellos. Las manos y los pies eran también objeto de gran cuidado y para dar color a sus labios utilizaban cortezas de raíz de nogal.
Estos cambios que se confirman en la corte resultarían un cambio significativo de los hábitos de los súbditos de al-Andalus, desde la corte se dictan las innovaciones para el resto de las clases andalusíes. Su éxito en la corte dicta su introducción en al-Andalus, porque la corte es el modelo a seguir.
RECONOCIMIENTOS Y HOMENAJES:
Músicos como Paco de Lucía le han rendido homenaje, le dedicó un disco completo denominado «Zyryab» en 1990. Y el músico y laudista Naseer Shamma, un disco compacto (CD), compuesto por 7 piezas de múscica clásica de laúd, titulado «Maqamat Ziryab, desde el Eufrates al Guadalquivir» en 2003. La ciudad de Córdoba alberga numerosas dedicaciones a este músico, como, por ejemplo, el Monumento a Ziryâb (2013), en la calle que lleva su nombre y el Conservatorio de Música que se llama “Músico Ziryâb”. En la ciudad también existe el coro Ziryâb, que nació en 1993 y ha participado en importantes festivales como el Festival Internacional de la Guitarra de Córdoba, el Congreso Internacional de Música de Cine de Úbeda o el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza. En 2017 nace en Málaga el grupo musical Ziryab especializado en flamenco fusión. El 24 de febrero de 2019, el Ateneo de Madrid celebró el «V Encuentro con el Maestro Paco de Lucía en homenaje a Ziryab: Ziryab, el árabe flamenco.
- *01.- La Enciclopedia del Islam (Encyclopaedia of Islam) es la enciclopedia estándar de estudios islámicos considerada de referencia en la lengua inglesa. Es una enciclopedia acerca del mundo islámico, no una enciclopedia musulmana ni islámica.
- *02.- Mawlā es una palabra árabe habitualmente empleada en la actualidad como tratamiento honorífico en casos muy determinados, aunque históricamente tuvo también otros usos. Etimológicamente, procede del verbo ولي waliya, que significa «estar cerca de algo» o «estar vinculado a algo o a alguien». De ahí surgen sus dos significados principales: el de «cliente» o «protegido» (es decir, vinculado a otra persona por una relación clientelar) y el de «señor» o «persona principal», sobreentendiéndose la existencia de un vínculo con el soberano o el poder. Tiene varios usos y derivaciones.
- *03.- Davila, Carl (2009), Fixing a Misbegotten Biography: Ziryâb in the Mediterranean World, 21, Al-Masaq: Islam in the Medieval Mediterranean.
- *04.- Ibn Hayyan, Op. cit., p.195.
- *05.- Julián Ribera y Tarragó filólogo, arabista y musicólogo de Carcagente (Valencia), descubridor de la existencia del dialecto románico mozárabe.
- *06.- Martín Moreno, Historia de la Música de Andalucía.
- *07.- Ibn Hayyan, Op. cit., p.203.
- *08.- «Saudi Aramco World: Flight of the Blackbird». archive.aramcoworld.com. Consultado el 15 de febrero de 2021.
FUENTES:
- Anónimo. LA COCINA HISPANO-MAGREBÍ durante la época almohade. Según un manuscrito anónimo del siglo XIII traducido por Ambrosio Hici Miranda. Estudio preliminar de Manuela Marín. Ediciones Trea S.L. ISBN: 84-9704-175-5
- Cardoso, Elsa. Ziryâb en el Muqtabis II. La orientalización de Córdoba de ‘Abd ar-Rahman II: De los perfumes al funcionalismo de la corte., en Revista Historias del Orbis Terrarum, nº 11, Santiago 2013. Edición y Revisión por la Comisión Editorial de Estudios Medievales. ISSN: 0718-7246.
- Carmona, Lidia. Ziryâb, la increíble historia del cantor de Bagdad, En Revista El Legado Andalusí Una nueva sociedad mediterránea. Fundación Pública Andaluza El legado andalusí. Granada.
- Casa Árabe. Personajes ilustrados de al-Andalus.
- Clavero, Nacho. Ziryâb: El músico, poeta y artista cordobés. En Amedina Córdoba. 2022.
- Cortés García, Manuela. La mujer árabe y la música. Transculturación en el área mediterránea. En Música oral del Sur, Revista Internacional № 5. Año 2002, Actas del Coloquio Internacional «Antropología y Música. Diálogos 3» Transculturaciones Musicales Mediterráneas , págs. 91-106. Edita JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura. Depósito Legal: GR-487/95. I.S.S.N.: 1138-8579
- Cortés García, Manuela. Ziryab, la música y la elegancia palatina. En El esplendor de los Omeyas cordobeses. La civilización musulmana de Europa occidental: exposición en Madinat al-Zahra, 3 de mayo a 30 de septiembre de 2001. Catálogo de piezas, 2001, ISBN 84-932051-1-7, págs. 240-243
- Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Abú al-Hasan Alí ibn Nafi Ziryâb». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/ziryab.htm [fecha de acceso: 16 de marzo de 2023].
- Guettat, Mahmoud. Ziryâb, músico y maestro, en: El Correo de la UNESCO: una ventana abierta sobre el mundo, XLV, 7-8 1992, p. 74-76, illus.
- Mardam-Bey, Farouk. La Cocina de Ziryâb, Colección Geografica Gastronómica, dirigida por Carolina Cendrera. Traducción: Sylvia Oussedik. Editorial Zendrera Zariquiey. 2002. I.S.B.N.: 84-8418-090-5. pág.
- Matanasi, Petrik. Ziryâb the Blackbird, el hombre elegante de la civilización islámica, en Ciencia de Al-Nurun, tirto.id. 8 jun 2017. Editor: Maulida Sri Handayani.
- Panadero Delgado, Carmen. Ziryâb: algo más que un «influencer» andalusí. En Las nueve musas, artes, ciencias y humanidades. 2019.
- Sanz, Javier. Ziryâb el andalusí, el mayor influenciador de la historia. En Historias de la Historia. 2019.
- Valdivieso García, Esteban. La música andalusí, un legado compartido. En Revista El legado andalusí. Una nueva sociedad mediterránea. Nº 12. Año 2000. 4º Trimestre. Edita Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a través de la Fundación El legado andalusí.
- Wikipedia. Ziryâb poeta y músico medieval.
Pulse en la imagen para ampliarla
Iluminación del siglo XIII que forma parte del manuscrito marroquí Historia de Bayâd y Riyad ("Hadîth Bayâd wa Riyad"). Escena: Laúd cantando en un jardín para una dama noble.
Ziryâb زرياب
Abu l-Hasan ali Ibn Nafi.
FOTO: Personajes ilustrados de al-Andalus. Casa Árabe.
Laudista, músico de laúd (de la palabra árabe "al-'ud") cuenco iraquí de lustre del siglo X, arte Abasid temprano.
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla
Ziryâb fue el reputado gastrónomo y gourmet que aportó un gran refinamiento a la cocina andalusí. Foto: Restaurante Balansiya.
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla
Detalle de miniatura de Cantigas de Santa María, siglo XIII.
Músicos, musulmán y cristiano, tocando instrumentos andalusíes de cuerda. Cántico n°120. Madrid, Biblioteca San Lorenzo de El Escorial (MONASTERIO-BIBLIOTECA-COLECCION).
Artista anónimo. Manuscrito encargado por Alfonso X de Castilla el Sabio (1221-1284).
En los banquetes, entretanto los comensales se embelesaban con los nuevos sabores, los olores del propio festín, de las especias, de los perfumes, esencias e inciensos se dispersan por la sala. El propio Ziryâb deleitará el oído de los presentes con su laúd. Foto: Restaurante Balansiya.
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla.
Pulse en la imagen para ampliarla.
Pulse en la imagen para ampliarla.
Pulse en la imagen para ampliarla.
Pulse en la imagen para ampliarla
Ziryâb realizó importantes modificaciones en el laúd.
Imagen de la carátula del CD "Maqamat Ziryab, desde el Eufrates al Guadalquivir"
Pulse en la imagen para ampliarla.
Pulse en la imagen para ampliarla.
Detalle de miniaturas de Cantigas de Alfonso X.
La música que comenzó a componerse en Al-Andalus acabó influyendo en el estilo de la música que se hacía en los reinos peninsulares más septentrionales, como muestran las melodías de las Cantigas de Alfonso X.
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla
Pulse en la imagen para ampliarla
Ungüentarios. Madinat Ilbira. Granada. Siglos IX-X. Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. Archivo fotográfico de la Fundación El legado andalusí.
Pulse en la imagen para ampliarla