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Legado andalusí: Las aportaciones árabes a nuestra cultura

Medicina árabe y andalusí.

Canon de Ibn Sina (Avicena).
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(711-1492) Al-Andalus es el nombre con el que se conoció a todas aquellas tierras, gobernadas por musulmanes, que habían formado parte del reino visigodo: la península Ibérica, la Septimania francesa y las Islas Baleares.  Su zona este se denominó Xarq al-Andalus.
La herencia de la medicina árabe y andalusí, supuso el gran legado para España y Occidente: El Canon de Avicena (980-1037) fue la base de la medicina occidental hasta el siglo XVII. Traducido al latín por Gerardo de Cremona antes de 1187, su estudio fue introducido, hacia 1280, en todas las universidades europeas. Los médicos árabes, persas e hispanomusulmanes, también generaron libros de cirugía, oftalmología, farmacología…

Los conceptos fundamentales de la medicina árabe eran: existen cuatro cualidades básicas, el calor, el frío, la humedad y la sequedad, que son elementos inmutables de este mundo y por tanto su origen.

Todo lo que comemos contiene estas cuatro cualidades y estos elementos, que se convierten en el cuerpo humano en los cuatro humores. De estos cuatro humores se componen los órganos de partes similares y de estos se configuran los órganos de partes disimilares o heterogéneas.

La salud es una mutua colaboración entre las múltiples potencias y los diversos humores que componen el cuerpo. La salud sólo se logra mediante la armonía de los órganos de partes similares, la armonía de la composición de los órganos de partes disimilares y la unión de todo el cuerpo.

Dice Razi (865-932) en su libro de la Introducción al arte de la medicina (p. 129):

«La salud es el justo equilibrio de la complexión de los órganos de partes similares,
el equilibrio de la composición de los órganos disimilares y la unión de todo el cuerpo.
Para que la salud sea completa es necesario conjugar estas tres cosas.»
(al- Razí).

Los médicos árabes afirmaban que el hombre proviene del semen y de la sangre, ambos son cálidos y húmedos, y cada uno de ellos está compuesto de los cuatro elementos. Que el curso de la vida humana es un continuo movimiento desde la formación del embrión hasta la muerte. La vida ulterior al parto se halla ordenada por distintas edades, todas distintas entre si y cada una posee una una virtud propia.

La ciencia médica árabe abarca desde su inicio dos campos principales y ambos en clara armonía, teoría y práctica:

  • La primera comprende tres partes: el conocimiento de las cosas naturales o filosofía, sus causas y síntomas.
  • La segunda incluye la higiene y la terapéutica, y esta última, la dietética, la materia médica o farmacología y la cirugía.
 

De este modo, el médico árabe diagnostica en consecuencia y ante cada caso concreto conexionando la experiencia obtenida por la exploración del enfermo y el saber teórico previamente adquirido; tras esto, y con conocimiento de causa, el clínico establece el tratamiento. El primer paso es la dietética con fundamento antropológico-religioso en el concepto coránico de la Sharia o Ley Islámica, es decir, la adopción de un modo de vivir ordenado hacia la total perfección de la persona.

La dietética por tanto es la base del tratamiento, o incluso, todo el tratamiento, si la enfermedad no pide recursos más enérgicos. Y, en tanto que preventiva de la enfermedad, la dietética se configura como higiene, cuyas reglas se ordenan según la peculiaridad biológica del individuo, su actividad o profesión y la estación del año.

El médico islámico agregará, además, como complemento de la antropología fisiológica su concepción biológica u organísmica de la sociedad de los hombres. Como muy bien argumenta el médico granadino, Ibn al-Jatib (1313-1374), en su Libro de higiene.

La enfermedad es clasificada por los médicos árabe y andalusíes con arreglo a dos criterios, enfermedades de los humores y de las cualidades elementales, de las partes similares, de los órganos y del cuerpo en su conjunto. Y, al describirlas, la ordenación que adoptan es la alejandrina, es decir, inician su descripción comenzando por las enfermedades de la cabeza (cabello, cerebro, ojo, oído, nariz, boca, garganta, etc.), y terminan con las que afectan a los pies.

Sólo un médico se saltará el orden establecido, el cordobés Averroes (1126-1198), quien dotará a su tratado, Libro de las generalidades de la medicina -Colliget para el mundo latino- de una originalidad, que, como afirman los especialistas, hace pensar en un plan de estudios de una Facultad de Medicina, al distribuirlo en Anatomía y Fisiología, Patología, Sintomatología, Farmacología y Dietética, Conservación de la salud y Terapéutica.

La literatura médica islámica producirá, dos tipos de redacciones: Unas, que son tratados de higiene o regímenes de salud, que recogen las formas de vida adecuadas capaces de proporcionar al individuo la salud durante toda su vida. Otras, que son extensos tratados de patología, perfectamente estructurados y en los que puede encontrarse desde los fundamentos filosóficos naturales de la medicina hasta las características de todas y cada una de las enfermedades con sus respectivos tratamientos.

Pero generarán además libros de cirugía, oftalmología y farmacología. Valga como ejemplo la obra del médico cordobés Ibn Yulyul, quién además de formar parte del equipo que tradujo en Córdoba el libro de la Materia Médica del persa Dioscórides -obra que se mantuvo como base de la medicina occidental hasta bien entrado el siglo XVIII- compondrá en el año 982, como complemento del mismo, su obra titulada Libro de la explicación de los nombres de los medicamentos simples tomados del libro de Dioscórides, en la que identifica los nombre griegos de los medicamentos simples, haciendo así inteligible esta parte breve pero esencial del tratado.

Y la obra del malagueño Ibn al-Baytar (m. 1248). al-Yami` (Colección de medicamentos y alimentos). Ingente composición ordenada alfabéticamente, en ella se estudian alrededor de 1.400 medicamentos y alimentos extraídos de los reinos vegetal, animal y mineral -de los cuales más de 300 son aportaciones árabes. Ibn al-Bitar es considerado el mejor científico de historia natural en general, y de la botánica en particular, especialmente de entre aquellos que aparecieron durante la Edad Media.

Por lo que atañe a la cirugía -como afirma Schipperges- «con la cirugía árabe no sólo se transmitió el conocimiento de amplias partes de la anatomía y de la fisiología, sino también de numerosas especialidades, desde la obstetricia hasta las otalgias, oftalmías y odontología».

La aportación más importante en el campo de la cirugía se debe a otro médico andalusí, al cordobés Abu-l-Qasim al-Zahrawi (926-1013) -Abulcasis para el mundo latino- que, en plena Córdoba califal: Siglo X, realizó la primera operación de cirugía plástica de la que se tiene constancia operó con éxito una ginecomastia, esa peculiar patología por la que se inflaman las glándulas mamarias masculinas.

En odontología ingenió el método de reimplantar un diente, discurrió la manera de trocear un cálculo renal adelantándose diez siglos a la actual litotomía y fabricó instrumental médico que hoy en día se sigue utilizando. Abulcasis también fue quien explicó la naturaleza hereditaria de la hemofilia y quien describió por vez primera un embarazo ectópico.

Aunque quizá la más importante obra de Abulcasis haya sido la redacción del Kitab al Tasrif (Libro que permite actuar a quien quiere prescindir de otras complicaciones), Describió lo que más tarde se conocería como método Kocher en el tratamiento de un hombro dislocado, la posición Walcher en obstetricia –esa posición en que nos colocan a las mujeres en la consulta del ginecólogo-, el uso de los fórceps en los alumbramientos complejos o la mejor manera de ligar vasos sanguíneos En el libro 30 de su extenso tratado ofrece abundantes aportaciones propias.

Consta la obra de tres partes. La anatomía es desarrollada con gran cuidado por ser disciplina indispensable para el cirujano y en patología se analizan 325 enfermedades. Con todo, la fama de Abdulcais se debe al libro 30 y último del tratado, que es un completísimo tratado de cirugía que también se divide a su vez en tres partes.

En la primera se ocupa de la cauterización con cauterios y con cáusticos aplicada a 50 tipos de enfermedades. Así, por ejemplo, en las hernias inguinales recientes, para la remoción de tumores o para las hemorragias arteriales.

La parte segunda está dedicada a las intervenciones quirúrgicas; subdividido en 99 capítulos, donde además de analizar minuciosamente las intervenciones que conoce y practica, también trata de las sangrías, las heridas, las técnicas de sutura, la ligadura arterial, la extracción del feto muerto, técnicas de cirugía plástica para reducir el tamaño de los senos, la extracción de varices

La tercera parte versa sobre las fracturas, dislocaciones y luxaciones.

Está ilustrado con gran abundancia de dibujos de instrumentos quirúrgicos, que le aportan extraordinario valor. Consagrado todo él a la cirugía, sistemático y racional, gozaría de gran prestigio en Occidente hasta el siglo XVIII; traducido al latín por Gerardo de Cremona, se convirtió a partir del siglo XII en el fundamento de todos los textos quirúrgicos medievales.

Por lo que atañe a la oftalmología, esta aportará, además de la puesta en práctica de la extirpación de cataratas, una considerable contribución de medicamentos para el tratamiento específico de los ojos. Valga como ejemplo la obra de otro médico andalusí, el oftalmólogo toledano, Alcoatí (s. XII), un musulmán que ejerce su profesión y la enseña en el Toledo cristiano, y que fue objeto de una versión latina y otra al catalán.

Alcoatí, habla sobre la forma del ojo, la anatomía de las diferentes partes del ojo, sus diversas túnicas, humores, nervios, el color del ojo, músculos, párpados y pestañas. Transmitió sus conocimientos sobre las enfermedades que afectan a los ojos, a cada una de sus partes y la debilidad de la visión. Habló del cáncer en el ojo, de las diversas clases de conjuntivitis, úlceras, del flujo de lágrimas y de fístula en el lagrimal mayor. enfermedades de los párpados, tumor en inflamación de los mismos, apotemas, y prurito. Además de tratamientos con medicinas simples y compuestas, preparación de polvos, colirios, instilaciones, unturas, emplastos, etc.

Los escritos que describen y tratan la enfermedad, como las grandes enciclopedias de al-Razi (865-932), Avicena (980-1037), al-Mayusi (m. 983) y de los andalusíes Avenzoar (m. 1162), y Averroes (1126-1198), cuyas obras, el Taysir y el Colliget, son consideradas complementarias por ser la primera un manual que incluye los conocimientos que el médico debe poseer y todos los detalles de la terapéutica práctica; y la segunda, un tratado que versa sobre los principios básicos de la medicina partiendo de las generalidades, puesto que en él se estudian los elementos, las complexiones, y la fisiología y anatomía del cuerpo hasta llegar a las particularidades con el desarrollo de la higiene, los medicamentos, y las causas, los signos y la curación de la enfermedad.

Una vez que estos tratados fueron vertidos al latín, entre finales del siglo XI y finales del siglo XII, se hicieron todos ellos muy famosos y populares. Porque, como afirma García Ballester, «aunque eran escritos extensos, estaban perfectamente estructurados». Y porque en ellos era posible encontrar desde los fundamentos filosófico-naturales de la medicina, hasta la características de todas y cada una de las enfermedades, las formas de tratamiento quirúrgico y el listado alfabético de las medicinas simples con sus características complexionales, y toda una colección de recetas (los llamados Antidotarios) extremadamente útiles, no sólo porque ya venían preparadas para su dispensación y aplicación, sino porque su composición venía avalada por la autoridad y el prestigio del autor».

La cima indiscutible de la medicina medieval fue El libro del Canon de la medicina de Avicena (980-1037). Esta obra, desarrollada en cinco libros, y divididos a su vez cada uno de ellos en disciplinas, categorías, secciones y capítulos, recoge todo el saber médico de su tiempo, desde la conceptuación de la medicina hasta la toxicología y la dietética. Una vez fue traducido al latín por Gerardo de Cremona antes de 1187, sería la base de la medicina occidental y se convirtió en la indiscutible autoridad a lo largo de todo un milenio.

El primer libro de medicina que se redacta en lengua castellana: El sumario de la medicina del médico zamorano, Francisco López de Villalobos, tenga como base esta fuente árabe: la medicina medieval castellana, cuya andadura se inicia a partir de las traducciones de los tratados árabes. López de Villalobos redactó su libro en romance, como hacen los médicos árabes, esto es, divulgar la medicina mediante su composición en verso. Y, de una manera especial, en el léxico que estará todo él salpicado de arabismos.

Una contribución importante a la medicina andalusí fueron también los escritos que sus médicos compusieron sobre la peste negra. Entre ellos destaca el opúsculo redactado por el médico granadino, Ibn al-Jatib que le dio la fama entre los historiadores de la medicina como el último de los grandes médicos andalusíes. En él defendió el punto de vista racional al determinar que la peste era un plaga que se propagaba por contagio y no un castigo divino, lo que significaba una audaz afirmación en una época de rígida ortodoxia.

Ver también UN TRATADO NAZARI SOBRE ALIMENTOS: AL-KALÃM `ALÀ L-AGDIYA de al-Arbülï, científico andalusí del siglo XV, originario probablemente de Arboleas,​ en la provincia de Almería.

Extractos de » LA DEUDA OLVIDADA DE OCCIDENTE. Aportaciones del Islam a la civilización occidental. La medicina árabe « de Francisco Vidal Castro (coord). María de la Concepción Vázquez de Benito. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. Depósito legal: M.34.257-2004.

Canon de Ibn Sina (Avicena).
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Comida de médicos. La dieta era la base de la medicina preventiva y del tratamiento.
Comida de médicos. Pintor árabe alrededor de 1275. Pinacoteca Ambrosiana. La obra de arte representada en esta imagen y su reproducción son de dominio público en todo el mundo. Administrada por Zenodot Verlagsgesellschaft mbH y bajo la Licencia de Documentación Libre de GNU

Comida de médicos
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Antídoto
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Colliget
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Manuscrito al-Baytar
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Tasrif de Abulcasis
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Tasrif de Abulcasis
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Manuscrito del Tasrif del cordobés Abu-l-Qasim al-Zahrawi (Abulcasis) (926-1013)
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Manuscrito de al-Razi
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Manuscrito original de Ibn al-Jatib
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