Legado andalusí: Las aportaciones árabes a nuestra cultura
Atún y almadrabas. Herencia andalusí de Sharq al-Andalus.
711 Califato Omeya.
929 Califato de Córdoba.
1031 Disolución del Califato de Córdoba.
1086 Periodo Almorávide.
1155 Último reducto peninsular Almorávide.
1147 Periodo Almohade.
1212 Se desintegra el Imperio Almohade.
1238 Reino Nazarí de Granada.
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(711-1492) Al-Andalus es el nombre con el que se conoció a todas aquellas tierras, gobernadas por musulmanes, que habían formado parte del reino visigodo: la península Ibérica, la Septimania francesa y las Islas Baleares; de fronteras fluctuantes, según periodos, también llegó a comprender gran parte del Magreb. Su zona este se denominó Xarq al-Andalus.
Xarq al-Ándalus (شرق الاندلس): Tierras orientales de al-Ándalus, que geográficamente incluía, aproximadamente, los territorios comprendidos entre el cabo de Gata en Almería y la Marca Superior o Frontera Superior, que varió con el tiempo hasta quedar primero a la altura del río Cardener y la Conca de Tremp, y después hasta la cuenca del Ebro; incluía, además, las islas Baleares y Pitiusas.
ARTÍCULO DE AMPARO SÁNCHEZ ROSELL. 19 de junio de 2022.
INTRODUCCIÓN.
Al-Andalus, al margen de las creencias preexistentes que se siguieron practicando, adoptó la ortodoxia sunnita del Islam desde un primer momento siendo la escuela malikí la que con enorme fuerza paso a ser la doctrina oficial y permaneciendo en al-Andalus desde el año 199H/815 d.C.
En los textos sagrados del Islam se hace referencia a la pesca, la navegación, los peces y al Pez del profeta Jonás.
Corán 5:96 «Os es lícita la pesca y alimentaros de ella para disfrute vuestro y de los viajeros (…)».
Corán 16:14 «Y Él (Dios) es Quien ha hecho accesible el mar para que comáis de él carne fresca y os procuréis adornos que vestir -y ves cómo la nave navega en él- (…)».
Corán 35:12 «Y no son iguales las dos extensiones de agua: una es agradable, dulce y adecuada para beber; mientras que la otra es salada, salobre. Pero de ambas coméis carne fresca y extraéis joyas que os ponéis.
Y ves la nave surcar las olas; para que podáis buscar parte de Su favor (el favor de Dios)».
Entre los sufíes el pescado es símbolo de pureza. «No hace falta insistir en que el pescado es símbolo de pureza como se advierte en el encuentro de Moisés con el Jadir, y que tanto los ríos como las costas son lugares preferidos por los santos. (….) y se alimentaban básicamente de pescado (los sufíes-santos).» (Rachid El Hour Amro, en su obra de 2005 donde ha tratado el tema de los alimentos de los sufíes-santos).
En relación a las piezas de cerámica andalusí decoradas con peces y, o, atunes la cuestión es: ¿Tienen un mensaje para los creyentes musulmanes y para los demás? ¿Indican el uso de los objetos decorados? ¿O son ornamentos sólo concebidos para agradar a la vista?.
Para los imazighen (bereberes) los peces son beneficiosos, representan fertilidad y prosperidad; los peces garantizan la fertilidad de la mujer. Además, en sus decoraciones, tatuajes y manifestaciones artísticas utilizan un dibujo denominado LA RED Y EL PEZ, es un símbolo protector. En la simbología de la cerámica amazigh rifeña, los motivos son muy variados, pero su composición básica va en función del uso al cual va destinada la vasija. Es importante tenerlo presente porque la mayoría de los musulmanes que llegaron a la Península Ibérica eran imazighen.
En el arte islámico, no se intenta reflejar el mundo exterior tal como suele ofrecerse a los sentidos, con todas sus discordancias y accidentes lo que describe de modo indirecto son las esencias inmutables (Titus BURCKHARDT. El arte…, 341-43). Lo representado, por tanto, no es un ser concreto sino su esencia abstracta. Y en el pensamiento estético árabe andalusí, y por lo tanto en las representaciones artísticas y decorativas «las especies animales de este mundo son espectros e imitaciones de las ideas y seres del mundo astral» (Puerta Vilchez, J. M. Historia del pensamiento estético árabe. Al-Andalus y la estética árabe clásica. Ed. Akal, Madrid, 1997. pág. 199) . Por otro lado está la influencia del arte oriental en el arte fatimí temprano, que se observa con toda claridad en el ataifor de finales del siglo XI-siglo X del Museo de Arte Islámico de El Cairo de reflejo metálico con la representación de un barco y peces, que tanto por su técnica como por su decoración podría proceder de Nishapur o de Samarcanda (imagen derecha).
En algunos objetos andalusíes, los animales representados se relaciona con la finalidad de los mismos (Sobre el simbolismo de los botes, véanse los trabajos de HOLOD (1992a) y (1992b). Para los candelabros WARD (1993), pág. 104); en muchos casos de fuentes de agua para jardines, con o sin surtidores, los temas que aparecen muestran animales acuáticos, patos, peces, tortugas… La presencia de peces en albercas o en contenedores está presente como tradición del lejano y próximo oriente y también en la España musulmana. A veces representados en objetos del ajuar doméstico (PURIFICACIÓN MARINETTO SÁNCHEZ 2020. La representación figurativa en el mundo musulmán). Esta línea decorativa indicaría el uso de los platos califales de Dénia con representaciones figurativas de atunes, haciendo todavía más interesante la cerámica califal de Daniya -Dénia- y la necesidad de seguir investigando al respecto.
LA IMPORTANCIA DE LA PESCA Y DEL PESCADO EN XARQ AL-ÀNDALUS Y EN EL SUR DEL TERRITORIO ANDALUSÍ.
La pesca, y la producción salinera a la que está vinculada, tienen una importancia indudable no sólo en el peso de la economía global, sino de la misma organización del territorio, dado el papel que desempeñan en la producción y el comercio. Lo que Ahmad al-Razi, describe en el siglo X sobre la geografía andalusí, no deja lugar a dudas acerca de la importancia de la costa como territorio ocupado y poblado, en el que las actividades marítimas eran corrientes.
El pescado era muy abundante en las costas y los ríos de al-Àndalus. De las especies marinas había más variedades, al mismo tiempo que era bastante más elevado el número de sus capturas. Las fuentes histórico-geográficas árabes señalan la riqueza pesquera de las costas andalusíes. La pesca más importante era la de la sardina, seguida de la del atún; esta última especie dio lugar al desarrollo de una floreciente industria pesquera y de salazones en las costas andaluzas. Todas las variedades de pescado que aparecen mencionadas en las obras manuscritas de los autores andalusíes nos confirma la riqueza pesquera de las costas peninsulares de al-Ándalus.
Los pescados y otros productos marinos formaban parte habitual de la gastronomía de las zonas costeras de al-Andalus, formaban una parte importante de la dieta de los andalusíes, se preparaban los más deliciosos platos de pescado, mariscos y crustáceos, se elaboraban también comidas con cangrejos, al -saratanat, y se consumían almejas, al-asdaf, según los textos de Ibn Zuhr. Se consumían grandes cantidades de atún pescado en el lugar conocido como Alqantabak situado en la playa denominada Hayar al-Il, entre Cádiz y Algeciras, en las proximidades de Tarifa. (Dr. Ahmed Tahiri «LAS CLASES POPULARES EN AL-ANDALUS»).
El capítulo VII de UN TRATADO NAZARI SOBRE ALIMENTOS: AL-KALAM `ALÀ L-AGDIYA DE AL-ARBŪLL denominado Pescados y anguilas, describe las características del pescado en general, de mar o de agua dulce. Entre estos últimos menciona al mújol y al sábalo, y entre los peces marinos, el pagro, el salmón, el salmonete, el jurel, la boga, la sardina, la melva y la lisa. Después habla de las anguilas, el pescado salado y el camarón «que se saca del río de Sevilla”, detallando en otros apartados las diversas partes del pescado, y la mejor manera de cocinarlo.
Los factores que los autores andalusíes tienen en cuenta a la hora de fijar el grado de calidad de los pescados, coinciden, en su mayoría, con los establecidos por las normas bromatológicas vigentes hoy. Los pescados de agua dulce más estimados eran los que vivían en fondos rocosos; si se trataba de especies marinas, los que vivían mar adentro, es decir, en aguas no contaminadas por las basuras y vertidos de las ciudades.
En las costas de Xarq al-Andalus había pequeños embarcaderos y, probablemente, pesquerías, que se dedicaban a apresar túnidos. Su ocupación está testimoniada en el siglo IX. El régimen de los vientos, ampliamente conocido por los hombres del mar de estas áreas costeras, obligaba a utilizar, en caso de temporales (son temibles los de Levante), refugios y atraques de emergencia. Como el agua dulce llega hasta el mismo borde costero, se podían hacer aguadas sin problemas, al mismo tiempo que se cultivan las tierras casi lindando con el mar. La pesca se ha convertido en un motor importante para los habitantes de la zona costera de la Marina Alta, las poblaciones de Dénia, Xàbia, Moraira, Poble Nou o Calpe han sobrevivido al hambre gracias al trabajo en el mar con técnicas de pesca muy diversas (pesqueras, arrastre o almadraba)
En Balansiya, la actual Valencia, la pesca era una de las fuentes de alimentación. El mar, los ríos y la Albufera, que entonces era mucho más grande porque no se había inventado el ir aterrando sus orillas, proporcionaban pescado y anguilas suficientes para el consumo (Vicente Coscollá Sanz «LA VALENCIA MUSULMANA»).
Con posterioridad, en la comunidad morisca valenciana, recurriendo a la lectura de todos los procesos (inquisitoriales) y causas de fe (de la Inquisición) y otra documentación se consigue espigar alguna noticia sobre qué comían y bebían los moriscos valencianos. Entre los ingredientes básicos que se mencionan vemos las sardinas. Y entre los platos ya elaborados se mencionan empanadas de atún y “caçuela de pescado”. (Ana Labarta. La cultura de los moriscos valencianos Sharq al-Andalus, 20 (2011-2013), pp. 223-247).
En Daniya, la actual Dénia, hubo amor al mar y a las almadrabas; la relación entre el Mediterráneo y Dénia alcanza su punto culminante en la época andalusí, sirva como ejemplo la fundación de los astilleros califales por parte de Abderrahman III en el año 953. Dénia, a mediados del siglo XI, es un puerto y una medina opulenta. Los descubrimientos arqueológicos de Madīna Dāniya dan fe de una importante relación comercial a través del Mediterráneo que llegaba hasta Palestina, el Egipto fatimí, Iraq o Afganistán (J. A. Gisbert, V. Burguera, 1988a; 1988b; R. Azuar, 1989; J. A. Gisbert, 1998a; 1998b; 2000b; M. J. Ponting, 2003; R. Azuar, 2012).
Según Josep Antoni Gisbert Santonja, Cap del Servei Municipal d’Arqueologia de Dénia, los restos arqueológicos detectados en l’Estanyó o en la desembocadura del río Girona «confirman que hubo actividad pesquera en época andalusí», y las diversas especies del mar constituyeron una materia prima esencial para la elaboración de productos que se expandirían en el mercado regional y ultramarino de alimentos, «que gozarían de cierto renombre y que serían del interés de mercadores medievales».
Algunas palabras de origen árabe nos dan pistas de la importancia de la actividad pesquera para nuestros antepasados andalusíes: jábega, arráez (patrón de una almadraba), almokaenes (patrones de barcas), almoceros (encargados de llevar los alimentos a los pescadores), almadraba, significando “lugar donde se golpea”, por la manera de capturar los atunes, etc. Contaba el geógrafo Al Himyari la llegada puntual de los atunes a la rica Cora de Sidonia en el mes de mayo, nunca antes. Lo situamos entre los siglos XII y XIII.
También es revelador esto que escribía a mediados del siglo XV el alfaquí Umar al-Malaqí: “Allí [en Málaga], cuando se alaba a la aurora y rompe el alba, las barquillas se colman de gente y los pescadores gritan: ¡A las almadrabas!” (Andrés Sarriá Muñoz 2021).
LA ALMADRABA.
Palabra procedente del árabe andalusí al-madrába (lugar donde se golpea o lucha), que terminó asumida en el castellano; es una de las artes para la captura del atún empleada en Andalucía, Comunidad Valenciana, Murcia y Ceuta aprovechando la migración de atunes Atlántico-Mediterráneo. Consiste en una complicada forma de pesca que se lleva a cabo en dos temporadas, la almadraba de derecho, en la que los atunes van hacia el Mediterráneo, y la almadraba de revés, cuando regresan hacia el Atlántico entre julio y septiembre. Su rendimiento es mucho menor ya que los peces adultos vuelven debilitados y con poca grasa y los jóvenes todavía tienen poco peso; de todas formas, también se calaban almadrabas de revés. Varias embarcaciones establecen dos líneas de redes formando un laberinto, en el paso de los atunes, normalmente se sitúa cerca de la costa, que los conduce hasta el copo, desde donde se suben a bordo en la característica “levantá”, un impresionante espectáculo.
En el siglo XII, al-Idrisi describe con estas palabras la pesca de atunes en una almadraba: “Se cuentan más de cien especies de peces diferentes, dedicándose principalmente a la pesca del gran pez que llaman atún y que abunda por allí. Se le pesca a golpe de lanzas, la punta de éstas tiene forma de alas abiertas que se enganchan en el pez y ya no lo sueltan. En el extremo de las astas se amarran largas cuerdas de cáñamo. Estos pescadores son tan experimentados y hábiles en su oficio que no tienen rival en el mundo”.
Ibn al-Jatib también cita la actividad pesquera de la almadraba, concretamente en Salobreña. Así pues, la pesca por medio de almadraba era una práctica que estaba presente al menos desde el siglo XII, aunque seguramente antes también. En aquellas fechas y en el período posterior, el nazarí, se documenta con total certeza.
A lo largo de la costa de Valencia fueron abundantes las almadrabas, sin embargo, la mayor concentración de atunes en la parte sur hizo que la zona alicantina fuera la predominante. La actividad pesquera aparece documentada en Benidorm desde principios del siglo XIV cuando pasó a ser una villa cristiana. En su documento fundacional, la Carta Puebla otorgada por Bernat de Sarrià en 1325, se hace referencia a ella. En ese texto se cita también la piscaria o pesquería de Albalat, que probablemente fuese un lugar para pescar atunes, dado que estos animales se capturaban desde siglos atrás. En la toponimia de Benidorm han quedado nombres que nos recuerdan esta actividad: el edificio Almadraba construido sobre el solar del almacén de la antigua almadraba; la cala del mismo nombre; la playa de la Chanca o Xanca, que nos recuerda que allí estaba la «chanca» o almacén donde se troceaba y salaba el atún; la calle del Pal, o lugar donde se elaboraban el cáñamo y el esparto para las cordelerías que necesitaban las redes y cuerdas de las almadrabas… Gracias a la pesca de la almadraba Benidorm no se despobló por completo.
La captura de los atunes, por diversos procedimientos, pero sobre todo la almadraba ha sido la forma de pesca tradicional de los habitantes del Mediterráneo central y occidental, por ejemplo en Dénia y nuestra comarca. Viajeros como Fischer (1804) a principios del siglo XIX nos hablan de este pez y de la técnica que se utiliza para pescarlo:
“El atún es conocido; su figura y la descripción la encontramos en todas partes. Es un pez de paso que va siempre en muelas y que, sobre todo en la época de frisa, busca los bajos fondos cerca de la orilla. Es ese instinto, natural en el pescado, el que ha dado lugar a la almadraba, tipo de pesquera donde rezuman los marineros de Benidorm”.
En el brazo de mar entre Dénia y Villajoyosa se establecieron unas 14 almadrabas, y 17 desde Peñíscola a Orihuela. Entre las más destacadas debemos citar la de Moraira, seguida de las de Jávea, Dénia y Benidorm. Posteriormente, las más representativas fueron las del Palmar, que se calaba muy próxima a la antigua ubicación de la de Dénia, y la de la isla de Tabarca que, a pesar de ser más tardía, tuvo una larga trayectoria.
En Valencia, en el Parque Natural de la Albufera (en valenciano Parc Natural de l’Albufera) o simplemente La Albufera (del árabe البحيرة al-Buḥayra, «el lago»), los musulmanes andalusíes ya explotaban la riqueza piscícola de la Albufera. Durante más de 700 años, los pescadores de la Albufera de Valencia han heredado y transmitido a su vez el redolí o calá, un modo tradicional de pesca, una especie de almadraba o cerco de redes que aún hoy perdura en el humedal.
Con el tiempo, el concepto de almadraba sirvió para designar también al conjunto de edificios donde se preparaban los atunes antes de comercializarlos; asimismo identificaba al brazo de litoral donde se instalaba este arte de pesca. Por estas circunstancias las almadrabas no representaban únicamente un tipo de pesca, sino que definían todo un sistema organizado.
Aquellos que arrebataron las almadrabas del sur de al-Àndalus tras las conquistas cristianas, sufrieron «La guerra de los atunes». Tras la conquista castellana, a lo largo del siglo XV, tuvieron continuas guerras el duque de Medina Sidonia y el marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León por la posesión y derechos de armar almadrabas en la bahía de Cádiz. Finalmente esa técnica pesquera fue la gran industria de la Casa de Medina Sidonia.
También hubo controversias en la costa valenciana. En un documento firmado por el duque de Gandía el 12 de enero de 1403 y dirigido a los vecinos de Calpe, se manifestaba que el Consejo de esta localidad había presentado una súplica por los daños ocasionados por la pesca con “tonaires”. En respuesta, el duque ordenaba que en los mares de Calpe no se pescara con este arte, bajo la pena de perder los aparejos. Se demuestra así que en este litoral se pescaba con almadrabas en el siglo XV. Apreciamos que esta técnica no era muy bien recibida, porque molestaba la práctica de otras modalidades de pesca. Esta actitud cambió con el tiempo, cuando las almadrabas se convirtieron en una importante fuente de beneficios.
En los siglos XVI y XVII la pesca con almadrabas contribuyó al desarrollo económico y cultural del levante de la Península Ibérica, proporcionando una nueva visión del mar como fuente de recursos. Poco a poco el número de capturas ha ido mermando y las almadrabas desapareciendo, hasta mediados de los años 50 las localidades de Dénia, Benidorm, Calpe o Villajoyosa todavía poseían almadrabas dedicadas a la pesca de los túnicos. Actualmente, de la Almadraba de los atunes de Dénia sólo quedan en pie la torre de vigía y algunas partes del muro que formaban las dos naves de la factoría, una de almacén y otra para hacer a trozos el pescado. La última almadraba alicantina fue la de Tabarca en 1960.
EL ATÚN.
El atún era la segunda pesca más importante en al-Àndalus. Ha formado parte de la historia de la Península Ibérica hasta nuestros días; por ejemplo, en la zona gaditana da forma al paisaje, siguen explotando el atún como elemento central de su dote marinera y se ha convertido en protagonista de la más alta cocina y de rutas gastroturísticas como la Ruta del Atún rojo de almadraba; las localidades de la Ruta poseen una cocina ligada al mar y al atún. Las costas de Barbate y Zahara de los Atunes, Conil y Tarifa, son testigos de cómo se calan las únicas almadrabas tradicionales del litoral andaluz. En mayo y junio celebran auténticas fiestas gastronómicas alrededor de este producto del que, gracias a las conservaciones en cámaras frigoríficas a menos sesenta grados, es posible disfrutar todo el año.
En el magnífico recetario andalusí La cocina hispano-magrebí durante la época almohade, anónimo del siglo XIII traducido por A Huici, encontramos un capítulo denominado «Noticias de los platos de pescados y sus clases» donde explica como limpiarlos y prepararlos antes de cocinarlos; pasa después a diversas recetas con dieciséis variantes.
El segundo recetario andalusí más importante de que disponemos en la actualidad es el de Ibn Razin: Relieves de las mesas, acerca de las delicias de la comida y los diferentes platos. Su autor nacido en Mursiya, la actual Murcia, (Murcia, 626 ó 627 H./1228 ó 1230 C. – Túnez (Túnez), 692 H./1293 C.), recibió una sólida formación humanística, jurídica y religiosa. En su obra aparecen 30 recetas de pescado de las cuales 5 son de atún y muchas de las restantes también podrían serlo porque son de pescado grande, sin especificar, para que cada cocinero use el pescado de su elección.
Se consumían grandes cantidades de atún pescado en el lugar conocido como Alqantabak situado en la playa denominada Hayar al-Il, entre Cádiz y Algeciras, en las proximidades de Tarifa, se trataba del más famoso lugar de pesca del atún de toda la península. (Dr. Ahmed Tahiri «LAS CLASES POPULARES EN AL-ANDALUS»).
Como en la zona gaditana se disponía de un atún fresquísimo, podía cocinarse directamente. Se conocen varias recetas andalusíes para este atún nuevo. Empezando por lo más sencillo, que era freírlos en sartén con aceite, después de lavarlos para que desangren, también con un sentido de purificación religiosa. Para asarlo usaban un espetón de hierro, adobando los trozos con sal disuelta, aceite, ajos majados, pimienta, canela y almorí desleído, un condimento complejo que partía de un pan de cebada que se dejaba fermentar con cabrahigo, triturado todo y condimentado con miel y especies. Más sencillo era usar el “almorí para pescado”, una cocción del interior del aloe vera con mosto dulce, orégano y cebollas. Es divertido ver cómo, en esos regresos cíclicos de la cocina, ahora se presenta como algo muy moderno los pinchitos morunos de atún (Manuel Ruiz Torres).
Además de salarse, como se hacía en el resto del mundo occidental, para usarse como conserva. Es un alimento que durante muchos siglos provocó recelos alimenticios. En el recetario andalusí de Ibn Razîn se advierte que se corrompe rápidamente y se dan consejos para “no hacer esfuerzos ni antes ni después de comerlo”.
En Daniya, la actual Dénia, hubo pasión por el atún y los productos del mar, representados en algunos de los restos hallados en excavaciones. El arqueólogo municipal y director del Museu Arqueològic de Dénia, Josep Antoni Gisbert Santonja, mantiene que hay representaciones en la cerámica que sí arrojarían luz sobre lo que consumían los habitantes de Daniya. Es el caso de un ataifor (gran plato) ilustrado con dos atunes con todo lujo de detalles, como escamas y espinas, un motivo gráfico que se repite en los hallazgos del arrabal de Dénia Toda vez que «el atún no posee carga simbólica en el pensamiento musulmán, sí podría representar una materia prima (de la cocina islámica) y por lo tanto un producto valioso y valorado asociado a una mesa de cierto nivel de mil años atrás».
Interesa revisar las maneras de cocinar este producto en el sur y en el este de Al Andalus, pues son la base de muchas preparaciones actuales.
En Balansiya, gracias a los trabajos de investigación de Carmen Barceló y Ana Labarta, sabemos que la costumbre de comer atún llegó hasta los moriscos valencianos que la heredaron de sus antepasados andalusíes: «Entre los platos ya elaborados se mencionan las empanadas de atún». (Ana Labarta. La cultura de los moriscos valencianos Sharq al-Andalus, 20 (2011-2013), pp. 223-247).
La mojama: Lomo del atún secado al aire. Los andalusíes comían la mojama aliñada de distintas formas. Los médicos de al-Ándalus creían que el pescado salado estimulaba el apetito y ejercía un efecto desecativo en el cuerpo, circunstancia que podía ser corregida al acompañar su ingesta con bebidas que incluyeran vinagre o arrope de uvas desleído. Así lo indicó el sabio murciano Ibn Razīn al-Tugībī, que, en su flamante recetario «Fudālat al-hiwān fī tayyībāt al-ta’ām wa-l-alwān» o «Relieves de las mesas, acerca de la delicias de la comida y los diferentes platos», compilado en el siglo XIII., recoge dos recetas de mušamma’ o mojama, que entonces e igual que ahora se podía comer a secas o preparada y aliñada con alguna salsa. Su nombre, «mojama», es una variante de la palabra «almojama», que proviene de la palabra hispano musulmana «almušámma´» (cuyo significado es algo así como «hecho como carne momia»), y esta a su vez, del árabe clásico «mušamma´», que significa «hecho cera» o «encerado». En la actualidad es una gran especialidad valenciana. Se puede servir sola como delicioso entrante, o formando parte de ensaladas como el Espencat o Esgarraet.
El atún de sorra (tonyina de sorra en valenciano), denominada también ijada, es una preparación del atún (zona de la barriga) que se elabora tradicionalmente en la cocina valenciana. Es la parte de la ventresca, la más grasa y sabrosa. Generalmente se prepara a la plancha, aunque puede encontrarse seco en salazón. La palabra sorra proviene del árabe » سرة«, significa «ombligo» o «vientre» y se suele hacer una mala traducción.
Una histórica receta valenciana de tradición estival «Carabasseta amb tonyina de sorra» era un salteado de calabacines con «tonyina de sorra» y piñones. La titaina, llamada a veces el “pisto de Valencia”, plato valenciano cuyo principal ingrediente también es la «tonyina de sorra», es una de las joyas escondidas de nuestra gastronomía, se trata de un guiso marinero por excelencia típico del barrio del Cabañal. Muy similar es el pimentó en tonyina, receta de la cocina tradicional valenciana típica de L´Horta.
ARTÍCULO DE AMPARO SÁNCHEZ ROSELL. 19 DE JUNIO DE 2022 y actualizado el 21 de febrero de 2023.
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Almadraba de la Albufera de Valencia.
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Mojama con ajos, cebolla, garbanzos, especias y hierbas aromáticas, receta extraída de "Relieves de las mesas, acerca de la delicias de la comida y los diferentes platos", compilado en el siglo XIII
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