
Balansiya, la Valencia musulmana de al-Andalus
Balansiya. Raḥāl. Palacio del Real de Valencia.
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La Valencia andalusí conoció su mayor esplendor en el siglo XI, durante el reinado de ‘Abd al-Aziz ibn Amir, señor de la Taifa valenciana y constructor de la almunia que muchos historiadores identificaron con el palacio andalusí de los Jardines del Real, sin embargo, según las últimas investigaciones de los historiadores medievalistas del grupo Harca (Frederic Aparisi, Vicent Baydal y Ferran Esquilache) la almunia de ‘Abd al-Aziz estaba en la zona de Velluters, y el palacio andalusí de los Jardines del Real era el real (rahal) de sayyid Abu Zayd, de ahí su nombre: real, de rahal, palacio real de campo, del árabe andalusí رحال raḥāl, y este del árabe clásico raḥl, en árabe, رحل. Sea como sea, el origen musulmán está fuera de duda.
En la época andalusí, el ideal de todo distinguido hispanomusulmán era tener una almunia cerca de la ciudad (casa de recreo con su bello jardín para su propio disfrute). Las almunias y reales, eran casas de campo con huertos y jardines, emplazadas en las proximidades de las ciudades, donde las oligarquías estatales andalusíes se retiraban a pasar algunos períodos, especialmente los estivales.
Las crónicas árabes de la época andalusí retratan a los musulmanes valencianos como personas de: elegante aspecto y gente rica, que disponía en sus casas de todos los enseres de lujo y de placer, y adquirían cualquier novedad exótica que apareciera (Sanchis Guarner).
Lo que más parece haber llamado la atención de los contemporáneos era el extraordinario afán de construcción de moradas espléndidas, palacios y jardines suntuosos que caracterizó ese momento de la historia urbana de Valencia. Los príncipes y los que participaban en su poder: secretarios, visires y oficiales, rivalizaban en esto. La consecuencia más evidente de este cambio fue sin duda una expansión espacial rapidísima.
El real de sayyid Abu Zayd, que tras la conquista cristiana de Balansiya pasaría a se el palacio de los reyes de Valencia y de toda la Corona de Aragón, estaba ubicado en la margen izquierda del río Guadalaviar, próximo al arrabal andalusí de la Vilanova, atravesando un puente formado por barcas, antecesor del de la Trinidad, siglos después.
Los hallazgos arqueológicos efectuados en 1986, bajo la calle General Elio, sacaron a la luz las ruinas de un amplio inmueble, del que unos 65 metros cuadrados permanecían sin techar, y una monumental alberca, parcialmente excavada, cercana a los 9 metros de anchura.
Las campañas arqueológicas realizadas por el SIAM (1986-1989), además de abundante documentación gráfica, recuperaron elementos arquitectónicos de diferente datación: basas y capiteles califales del siglo X -que dan idea del posible esplendor del pasado islámico-, pavimentos cerámicos de varias épocas y una gran muestra de arranques de pilastras góticas. También se realizaron exhaustivas series fotográficas a medida que avanzaron las excavaciones.
Se trataba de un complejo áulico abastecido por uno de los brazos de la acequia de Mestalla, conformado por edificios, pozos, jardines y balsas dispersos, del que, al menos, se pudo reconocer arqueológicamente una sobria casa de campo articulada alrededor de un espacioso patio rectangular. También es interesante saber que el nombre Mestalla proviene de los Beni Mexdala, uno de los clanes magrebíes que contribuyeron a crear la huerta de Valencia.
La estructura era la típica de patio central ajardinado (con un canal de agua que lo cruzaba por medio hecho de baldosas blancas y rojas), rodeado de las diversas estancias que formaban la residencia, pintadas de blanco con un zócalo de almangra. Por fuera tendría huertas y jardines, y todo ello rodeado por un muro. Su huerta fue famosa en Balansiya, actualmente los Jardines del Real de Valencia.
Éste debía ser uno de los reales más grandes de la Valencia de principios del siglo XIII, quizás el más importante, ya que por eso se le quedó el rey, pero también cabe decir que en aquella zona al norte del Turia habría muchos más reales parecidos, más pequeños, pertenecientes a la oligarquía estatal y urbana andalusí.
Cuando Jaime I conquistó la ciudad de Valencia, escogió como lugar de residencia temporal el real andalusí, en las afueras de la ciudad, al otro lado del río, y que pertenecía al sayyid Abu Zayd. De hecho, fue en este rahal (real) donde se llevaron a cabo las negociaciones secretas de rendición de la ciudad entre Jaime I y el enviado de Zayyan, ya que servía de alojamiento real durante el asedio, y el rey estaba delante cuando los andalusíes izaron el pendón real en la torre de Ali Bufat (donde hoy está el palacio del Templo), como señal de rendición «…… Respondieron ellos (los musulmanes) que les placía, y entonces fuimos a la rambla que había entre el real y la torre, donde descabalgamos …..”. Llibre dels Feyts de Jaime I, donde narra su entrada a Valencia.
Se apunta la construcción de una capilla y seguramente una ligera remodelación del edificio durante el periodo de Jaime I. Pedro I de Valencia (Pedro III de la corona de Aragón), apodado “El Grande”, nacido en Valencia, ya realizó trabajos apreciables en el edificio para que lo habitase su esposa la Siciliana Constanza de la familia Hohenstaufen. Los sucesivos reyes de la Corona de Aragón, fueron haciendo remodelaciones y ampliaciones de la antigua Almunia islámica.
El antiguo real andalusí era lo posteriormente conocido como «Real Vell» o como palacio viejo, flanqueado por cuatro torres, alrededor del cual fueron construidas nuevas dependencias.
A principios del siglo XIV Jaime II tenía en mente una concepción de la monarquía más estatal y menos feudal que la de su abuelo el rey Jaime y la de su padre el rey Pedro. Valencia necesitaba un palacio real mucho más suntuoso, por lo que emprendió la construcción de un nuevo edificio, adosado al anterior, de estilo mudéjar e inspirado en el Palacio de la Aljafería de Zaragoza. Tendría una torre del homenaje (conocida más tarde como torre de los Ángeles) presidiendo la entrada principal, y un salón del trueno (conocido más tarde como Sala de los Mármoles) que por las pocas descripciones que tenemos y los hallazgos de 1986 debía de ser prácticamente idéntico al salón principal de los gobernantes andalusíes de la Aljafería, también conocido más tarde como Salón de Mármoles.
Finalmente corresponde a Pedro el Ceremonioso la finalización de las ampliaciones medievales del Real. Construyó una segunda planta en la torre del homenaje, donde trasladó la sala del trueno, y construyó una nueva capilla llamada Santa Caterina. Además fue el rey que dispuso la separación de las estancias del rey y de la reina, construyendo otra torre y nuevas estancias para su esposa. Por último, durante los preparativos de la guerra de Castilla construyó una falsa torre adosada a la fachada, al otro lado de la entrada principal, y un valle o foso a su alrededor, fortificando extraordinariamente el conjunto del complejo residencial del Real.
Esta fundación del palacio cristiano en el siglo XIV, caracterizada por su mudejarismo ornamental, culmina con la construcción del Real Nou en la época de Alfonso V y las numerosas remodelaciones que se suceden a lo largo del siglo XV.
Las construcciones a lo largo del siglo XV se centraron alrededor de las cuatro torres del Real Vell, siendo la tercera y cuarta utilizadas como lugar de residencia de los monarcas. El Real Vell es fácilmente identificable porque disponía de una torre con chapitel. La parte mas antigua del palacio (Real Vell) giraba alrededor de un patio. Disponía de cuatro torres, una en cada esquina, y si bien durante años sirvió como dependencias de uso exclusivo de la reina, con el tiempo llegaría a ser un espacio destinado a viviendas del alcailde y personal de servicio. En la planta baja de se situaban las dependencias del servicio y auxiliares (caballerizas, cocinas, almacenes etc.)
Se han encontrado los basamentos de un paso que comunicaba los dos cuerpos que componían este complejo áulico, el Real Vell y el Real Nou. Se trataba de un gran edificio, su fachada principal llegó a alcanzar los 200 metros, se le ha llamado el palacio de las 300 llaves en alusión al número de habitaciones que llegó a tener, y siempre dispuso de varias torres bien fortificadas.
El general Joaquín Blake, un malagueño de origen irlandés, supuestamente por interés militar, ordenó derribar el Palacio del Real. Una decisión expresa, con conocimiento de causa y militarmente inútil acabó con siglos de historia valenciana.
Sobre las ruinas, el capitán general Javier Elío ((Pamplona, 1767 – Valencia, 1822), militar absolutista fiel a Fernando VII que gobernó la ciudad entre 1814 y 1820), dispuso crear una zona ajardinada, y sobre los escombros «Las montañitas de Elio», que se encuentran integradas en los Jardines del Real popularmente conocidos como Los Viveros de Valencia. Estos jardines formaban parte de la munya del Real ordenada construir por Abd al-Aziz en el siglo XI y de ella toma el nombre del Real, del árabe «rahal». Este nombre sobrevivió a la Conquista, y actualmente se aplica a todo el distrito del Pla del Real.
En la actualidad, parte de las ruinas arqueológicas que se encuentran por debajo de los Jardines del Real, han sido excavadas y permanecen al descubierto para recuerdo y memoria histórica de Valencia.
A finales de 2004 se redescubrieron en la Biblioteca de París unos planos del palacio realizados en 1802 por el ingeniero militar Manuel Caballero, planos que fueron sustraídos en tiempos de las guerras napoleónicas. Fue Josep Vicent Boira, doctor en Geografía y Profesor Titular de Geografía Urbana en la Universitat de València, quien descubrió estos planos que han permitido que la reconstrucción histórica, virtual y gráfica del Palacio del Real sea hoy una realidad.
Ver VIDEO: Dossiers Buscando el Palacio Real.
El derribo del Palacio del Real de Valencia en 1810 (el 12 de marzo de 1810.) fue un auténtico drama.
Escribió Teodoro Llorente en su obra Valencia y sus monumentos, en 1889:
Qué fue de ti, Palacio del Real?
¿Qué te hiciste, noble mansión de los monarcas valencianos,
centro oficial y monumento simbólico
de nuestro antiguo y glorioso reino?
De tu soberbia fábrica
no ha quedado piedra sobre piedra:
desapareció todo, hasta los escombros
esparcidos por la destructora piqueta de los hombres,
como desaparecieron también,
al golpe de la piqueta de los siglos,
instituciones que representaban,
la autonomía ilustre de aquel reino,
del que fuiste cabeza.
hoy enteramente fundido
en la uniformada nación española.
FUENTES:
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- ESQUILACHE MARTÍ, FERRAN. Els edificis del poder a la València medieval: l’alcàsser andalusí i el palau del Real.
- Frederic Aparisi – Vicent Baydal – Ferran Esquilache. LA VALENCIA CONTADA. La ciudad, el mar y los cuatro cuarteles. Colección Odissea, núm. 11. Llibres de la Drassana SL, 2020. ISBN:978-84-120430-9-9.
- GARCÍA, HORTENSIA.Una huerta digna de reyes. 2015.
- GARRIDO, D. Memorias históricas.
- GUZMÁN, JOAQUÍN. VALENCIA PLAZA. Cultura. MEMORIAS DE ANTICUARIO. Balansiya. Ecos demasiado lejanos de una València musulmana.
- HERRERO, F. La “edad de oro” de Balansiya (Valencia, siglo XI).
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